De la 'dolarización' a la 'eurización'
Domingo Cavallo lanza oficialmente su plan para incorporar la moneda única europea, junto al dólar estadounidense, al sistema cambiario de Argentina
Quizá sólo el padre de la criatura sea quien pueda darle muerte. El ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, instauró en abril de 1991 el régimen monetario de convertibilidad, por el que un peso equivale a un dólar, y 10 años después emprende su modificación. Propone atar la moneda de su país a una canasta integrada en partes iguales por la divisa norteamericana y el euro. Argentina se convierte así en el primer país extraeuropeo que adopta como referente la moneda común.
Cavallo ya consiguió el apoyo de los empresarios y de algunos economistas bajo la promesa de que el peso será más estable y dejará de encarecer las exportaciones argentinas a Europa, como lo hizo al atarse al robustecido dólar. Argentina destina el 20% de sus ventas al exterior a la Unión Europea, frente al 11% que dirige a EE UU. En privado, el ministro también reconoció el beneplácito de las compañías y autoridades del Viejo Continente. Otros colegas suyos, en cambio, alertan de que un euro débil despertará la inflación y dolarizará aún más la economía.
La ley sólo entrará en vigor el día que el euro se recupere y alcance la paridad con el dólar -
Cavallo, que había estado al frente del Palacio de Hacienda entre 1991 y 1996, en el Gobierno del peronista Carlos Menem, diseñó la convertibilidad como un mecanismo para frenar décadas de recurrente alta inflación. En aquel inicio de los noventa, la escalada de los precios llevaba a que hasta los obreros cambiaran su salario a dólares para que no perdiera valor durante el mes. La economía estaba dolarizada de hecho. Por eso, Cavallo impulsó una ley que hacía al peso convertible al dólar, mediante el respaldo de reservas del Banco Central, en moneda norteamericana.
'Retroceso mental'
'Queríamos que Argentina volviera a tener peso', recordó Cavallo tres semanas atrás, a poco de volver al Ministerio de Economía, ahora en el Gobierno del radical Fernando de la Rúa. 'Es un retroceso mental identificar la convertibilidad con la dolarización', descalificó el economista de Harvard, que habitualmente ironiza sobre sus críticos. Con aquella expresión descartaba la muerte del peso y la adopción del dólar como única moneda legal de circulación, tal como sugiere el ex presidente Menem. Por el contrario, propuso eurizar.
La iniciativa cuenta con un solo artículo que establece que el peso equivaldrá al promedio del valor del dólar y la moneda norteamericana, de modo que el Banco Central empezará a acumular gradualmente euros para asegurar la nueva convertibilidad. De aprobarse en el Congreso, la ley sólo entrará en vigencia el día en que el euro se recupere y cotice a un dólar. 'Si lo hiciéramos antes sería, efectivamente, una devaluación', explicó Cavallo en una conferencia de prensa.
El ministro, precisamente, reconoció que uno de los objetivos de la reforma radica en disipar cualquier temor a una devaluación. En los 10 años de vida de la convertibilidad, los mercados especularon en forma reiterada sobre una opción. Más aún después de que Brasil depreciara el real en enero de 1999 para favorecer sus exportaciones, en perjuicio de las de Argentina, su mayor socio en Mercosur, la unión aduanera que integran también Uruguay y Paraguay, y a la que están asociados Chile y Bolivia. En su momento, en el sector exportador, que representa sólo el 10% del PIB argentino (300.000 millones de dólares, más de la mitad del español), se oyeron voces en contra de la convertibilidad con el dólar. Sin embargo, la idea resultaba inviable para economistas y políticos argentinos porque la mayoría de los ciudadanos está endeudada en dólares -esa divisa ofrece menores intereses- y cualquier modificación generaría morosidad crediticia y dispararía la inflación, después de años de estabilidad de precios.
El economista Carlos Janada, del banco de inversión Morgan Stanley Dean Witter, se pregunta en un reciente informe cómo reaccionarán los dolarizados argentinos si, una vez que comience a funcionar la nueva convertibilidad, la cotización del euro vuelve a bajar respecto el dólar. 'Si los locales creen que hay una devaluación encubierta, la canasta de monedas tendrá un difícil comienzo', admite Janada, en referencia a una posible inflación, en un país deflacionario tras 34 meses de recesión, una de las más duraderas de sus 190 años años de historia. El analista de Morgan Stanley baraja diversos escenarios. Si el euro se fortalece, crecerán los depósitos en esa moneda. El propio Cavallo les repite a sus compatriotas que podrán ahorrar en euros, de la misma manera que hoy el 80% de los depósitos está en dólares.
Otra duda que genera la convertibilidad del peso con el dólar y el euro consiste en cuándo estas dos últimas monedas volverán a equilibrarse. Algunos miembros del Gobierno argentino predicen un año, pero otros saben que eso puede ocurrir en pocos meses. Los analistas de bancos de inversión prefieren evitar pronósticos, mientras que en las calles de Buenos Aires hay quienes bromean sobre el destino del peso si nunca se igualan las monedas europea y norteamericana.
El ministro de Economía argentino reunió a los empresarios de su país el lunes pasado para explicarles la convertibilidad 'ampliada'. Los ejecutivos mostraron su apoyo. 'Hubo consenso en que esta medida es muy positiva porque da previsibilidad sobre el futuro', declaró el presidente del Consejo Empresario Argentino (CEA), Manuel Sacerdote. Cavallo confía en que su iniciativa despeja la posibilidad de una devaluación o una dolarización, con lo que asegura unas reglas de juego claras.
El mismo día en que los empresarios respaldaban la propuesta, los mercados reaccionaban a la baja. Analistas de Wall Street aplaudieron la idea, pero advirtieron que surgió en un mal momento porque prevalece la incertidumbre sobre Argentina. Todavía sobrevuelva el fantasma de suspensión de pagos de la deuda externa (125.000 millones de dólares), a pesar de que De la Rúa y Cavallo rechazan el rumor. El clima está tan sensible que la Bolsa de Buenos Aires se derrumbó el 4% y la tasa de riesgo país (diferencia entre los tipos de los bonos soberanos de Argentina y EE UU) trepó a 938 puntos básicos el jueves ante falsos rumores de renuncia del ministro.
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