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VISTO / OÍDO
Columna
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Palestina

Puede que sea el final del sueño palestino de rehacer una patria sobre sus escombros. Todo estaba calculado desde la supuesta provocación de Sharon en Jerusalén, que fue un movimiento táctico para una estrategia muy pensada: cuando él y Bush no gobernaban. Bush tiene sus viejos sueños familiares, entre ellos China, donde su padre fue embajador ('enviado especial': no había relaciones diplomáticas) entre 1974 y 1975. En la familia nunca se aprobó la 'normalización'. El otro sueño es acabar con el islamismo activo, idea que no se apagó con el final del terrorismo y que late en millones de americanos. Aquella acción durísima la apagó Arafat cuando creyó posible la paz; no le ha valido y se le acusa de la Intifada y de los nuevos actos de guerra de individuos contra el Estado de Israel. No es verdad: pero no se puede extinguir una situación si no se acusa enteramente al Gobierno designado como enemigo y a la persona mítica (estoy pensando en la coalición PP-PSOE y en Arzalluz). Arafat ha llegado a un punto en el que se cuaja el fracaso de una vida de esfuerzos, riesgos y diplomacias.

La entrada con tanques en el territorio palestino y los bombardeos de las ciudades y las posiciones de Siria y el Líbano estaban previamente pensados; las protestas de Estados Unidos y la retirada de ayer, también. No tengo afición por las teorías conspiratorias de la política, pero sé que los planes existen, naturalmente. Puede que el próximo movimiento tenga, también, varios escenarios calculados, dependiendo de las respuestas de los países árabes y del mundo, sin dejar de contar con la forma de preparar esas reacciones, sobre todo las de los 'países libres', donde es tan fácil de recordar a Hitler cuando se habla de Milosevic o de Sadam Husein y donde ese tipo de alusiones se omite para Sharon y algunos de nuestros cómplices (ah, el padre de Bush ordenó también la guerra contra Irak en defensa de Kuwait, y fue el que secuestró al presidente de Panamá con una breve pero mortal guerra). Los países árabes se quejan, hablan a gritos por sus radios, pero cualquiera puede saber ya que no van a intervenir.

(El recuerdo de Hitler viene de una frase de aquel miserable, la de la 'solución final' del 'problema judío'; pienso si Sharon y Bush han decidido la solución final del problema palestino).

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