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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sones de moderación

Con una evidente carga electoralista, el mensaje del nacionalismo no violento vasco se está moderando, a cuatro semanas de la cita con las urnas. En el Aberri Eguna (Día de la Patria) celebrado por los nacionalistas, la Udalbiltza, asociación de cargos electos nacionalistas del PNV y EA, condenó ayer en Gernika la 'execrable' violencia de ETA y proclamó su 'compromiso inequívoco con la defensa de los derechos y libertades de la persona'. En la misma línea se ha situado el lehendakari Juan José Ibarretxe, al admitir que Euskadi deberá ser 'construido' y 'dirigido' entre nacionalistas y no nacionalistas y rechazar todo pacto con EH si ésta no se desmarca de la violencia. Son guiños diversos, especialmente a los socialistas. En otro tono, las advertencias lanzadas por el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, contra una alianza de los socialistas con el PP, también parecen ir en la misma dirección de atraerse al PSE. En cualquier caso, ni uno ni otro excluyeron de forma tajante un pacto con EH tras el 13 de mayo.

La Udalbiltza se reunió en Gernika sin los diputados de EH, expulsados de este foro inventado por el Pacto de Lizarra en contraposición a la Constitución y el Estatuto. Sin embargo, tras estos años y el pacto del PNV con EH y ETA, no bastan ni los gestos ni las palabras, sino actos que demuestren la ruptura de los nacionalistas del PNV y de EA con los violentos. El candidato a lehendakari del PP, Jaime Mayor Oreja, también pareció lanzar un cable, no al PNV -partido a batir-, sino a los sectores moderados del nacionalismo, al afirmar ayer, en una entrevista, que el Gobierno que propugna para Euskadi ha de representar 'también a los nacionalistas demócratas'.

Si la precampaña de las elecciones autonómicas del 13 de mayo refleja una cierta moderación en el discurso de los nacionalistas vascos no violentos, también extrema el de los partidarios de las armas y las bombas. ETA y sus seguidores han dejado clara su línea con palabras en un inefable comunicado. Pero también con hechos: una concejal del PP-UPN en Villava fue ayer objeto de un atentado con bomba incendiaria. En lo que por desgracia tiene un punto de razón ETA es al afirmar que tiene la llave del futuro del País Vasco. Ya la tuvo en la anterior legislatura vasca a través de EH y en estas elecciones está en juego quitársela para erradicar la violencia y garantizar unas libertades en Euskadi similares a las que existen en el resto de España.

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En este ambiente, la posición de la Iglesia católica está siendo objeto de presiones por todas partes. La organización terrorista, en su comunicado, critica por vez primera a la Iglesia, con incongruentes acusaciones de 'neutralidad' y de trabajar 'en favor de una de las partes'. Sin que quepa establecer paralelismos, el PP tampoco ha ganado en credibilidad al impulsar la absurda e indocumentada idea de una posible excomunión de ETA por los obispos. A cuatro semanas de la cita electoral, los difíciles equilibrios en las posiciones de los partidos hacen presagiar que, sea cual sea el resultado, el día siguiente será complejo de gestionar.

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