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Reportaje:

Shakespeare, contra 500 especialistas en Shakespeare

Un congreso sobre el escritor inglés reúne en Valencia a expertos de 30 países para arrojar nuevas luces sobre su obra y el misterio de su vida

Francisco Peregil

¿Se puede decir aún algo que no se haya dicho sobre William Shakespeare a los 385 años de su muerte? A partir del próximo miércoles, en Valencia, y a lo largo de seis días, 500 personas procedentes de más de treinta países intentarán escuchar algo distinto a todo lo escrito hasta el momento.

El séptimo congreso mundial sobre Shakespeare (los especialistas pronuncian Shespiar), una cita que se celebra cada cinco años en un país distinto, concentrará a parte de los mejores eruditos europeos, entre ellos el italiano Giorgio Melchiori, el alemán Werner Habitch y el británico Stanley Wells, catedrático de la Universidad de Cambridge y Oxford, considerado 'la máxima autoridad de Shakespeare en el mundo entero' por los organizadores del congreso.

'Si lo lees en una mala traducción terminas preguntándote: ¿Y por qué fue tan importante?'

Durante seis días se presentarán 36 ponencias en 32 seminarios y se pronunciarán cinco clases magistrales. Además, se representarán ocho obras de teatro y se exhibirán cinco películas, entre las cuales destaca el estreno en España de Titus, protagonizado por Anthony Hopkins y Jessica Lange y dirigido por Julie Tamor. Titus Andronicus, a pesar de ser la primera de las 29 obras que escribió el bardo, a los 23 años, fue la que más dinero y éxito le proporcionó en vida.

José Ramón Díaz, profesor de filología inglesa en la Universidad de Málaga, especialista en las versiones cinematográficas de Shakespeare, asegura que en 1990 ya se publicó un libro en el que aparecían registradas 800 películas sobre Shakespeare. La fiebre parece que aumenta día a día desde que falleciera el escritor en 1616. 'Tan sólo de Hamlet, ya van 277 adaptaciones al cine', arguye Díaz. 'La última de ellas se ha estrenado este mismo año en Estados Unidos, dirigida por Mikel Almereyda'. En esta obra, aún sin estrenar en España y calificada por un crítico de The New York Times como la mejor película del año, Hamlet aparece como un director de cine en Manhattan, y su padre, en vez de ser el rey de Dinamarca, es el presidente de una productora danesa.

'Hamlet ha sido llevado hasta al Lejano Oeste en una película que se rodó en Almería y se titulaba Johny Hamlet, sobre un vaquero que dudaba mucho antes de disparar', explica Díaz. 'Y en cuanto a Otelo... se ha hecho una película ambientada en un club de jazz de los años sesenta. Yo tengo contacto con compañeros de universidades de todo el mundo y a cada momento me mandan versiones que se estrenan en la tele de Brasil, de Australia, de todas partes; no cesa'.

'Es curioso que siendo un dramaturgo del siglo XVI inglés', continúa Díaz, 'cada país ha encontrado algo propio en este hombre', señala José Ramón Díaz. 'Los rusos dicen que Hamlet es rusa, dicen que refleja perfectamente el alma rusa. Hay una versión rusa de 1964 que en España se vio en cineclub en los sesenta y dicen que es la más shakespeariana. Y efectivamente, lo es. Los japoneses también lo han hecho suyo con Akira Kurosawa cuando hizo Trono de sangre, que es Macbeth situado en Japón en la edad media y Ran, que es el rey Lear en el Renacimiento japonés'.

Díaz no cree que el atractivo de Shakeaspeare radique sólo en la fuerza de la palabra. 'Va más allá de la palabra. En 28 años de cine mudo se hicieron 400 películas mudas basadas en Shakespeare, desde unas que duran cuatro minutos hasta otras que duran un par de horas. La primera de ellas fue El rey Juan, y se rodó en 1899'.

Si de poderío y fuerza de la palabra se trata, durante muchos años, y a tenor de los actuales traductores, Shakespeare ha llegado exhausto y casi irreconocible al castellano. Sin vigor dramático.

En España, la mayoría de los lectores han accedido a Shakespeare de la mano de Luis Astrana Marín (1889-1959), quien tradujo todas las piezas en 1929 y las vio publicadas en las más prestigiosas editoriales españolas. Aún hoy, esta semana, se encuentran en algunos centros de la cadena Vips los cinco tomos de las obras completas de Shakespeare, a precio de saldo, editadas por Espasa y traducidas por... Astrana Marín.

'Tenemos mucho que agradecer a Astrana Marín', señala el hispanocanadiense John Sanderson, profesor de la Universidad de Alicante y traductor de Mucho ruido y pocas nueces. 'Astrana Marín es el traductor canónico por excelencia. Pero en su época la influencia del francés era bastante fuerte. Basta un ejemplo: 'Al son de un lascivo laúd' se tradujo por 'el placer de la lucha lasciva'. Lute en inglés significa laúd y con dos t, en francés significa lucha. Pero lo peor de aquellas traducciones es que eran pura prosa, no tenían en cuenta que las obras de Shakespeare eran ante todo obras de teatro, para ser declamadas'.

'Los actores recurrían a poetas para que les retocaran el texto porque las versiones de Astrana eran imposible de representar', señala el director ejecutivo del Congreso, Vicente Forés.

Desde Astrana Marín hasta nuestros días ya han trabajado sobre Shakespeare traductores de la talla de Luis Cernuda, con su Troilo y Cresida, de 1952; Vicente Molina Foix, con su Hamlet de 1989; José María Valverde en los años sesenta, o John Sanderson en la actualidad. La propia Fundación Shakespeare, organizadora del evento, ha publicado desde 1979 a 1994 la traducción de doce obras en ediciones bilingües de la editorial Cátedra.

'Las historias de Shakespeare son chulísimas', explica Pilar Ezpeleta, profesora de la Universidad de Valencia, traductora de Shakespeare y participante en el congreso. 'Pero si lees una traducción en que no está la fuerza dramática, el lector termina diciendo: 'Bueno... y este señor, ¿por qué ha sido tan importante?'. Sin embargo, te pones a leerlo en inglés, y aunque no seas buen actor, funciona. En Ricardo II hay un momento en que Ricardo se despoja de la corona. Lo lees en inglés y, aunque no entiendas ni una sola palabra, en el sonido, en la cadencia ves que se está despojando de todo lo que es, no sólo de la corona'.

Por si fuera poco reto para el traductor el mimo con que Shakespeare marcaba la música de las frases, al final de cada traducción siempre quedará la duda sobre cuál de los distintos significados con que Shakespeare sazonaba la misma palabra ha de imperar. 'Hay veces en que utilizaba un verbo como to lie queriendo decir al mismo tiempo mentir y acostarse. En otras se refería a convent con el significado ambiguo de convento y prostíbulo. Y cuando Romeo dice te perseguiré con mi arma, weapon, en realidad está queriendo decir con su polla', señala Cándido Pérez Gállego, 66 años, catedrático de literatura inglesa de la Complutense, especialista en el dramaturgo inglés desde hace 30 años.

Ejemplos de procacidades como ésa hay cientos en las 29 obras de Shakespeare, según el profesor Manuel Ángel Conejero, presidente de la fundación que organiza el evento. 'Por eso, porque es tan rico en todo, aún queda mucho por decir sobre Shakespeare, aún se le puede exprimir más. Sólo hay que desacralizarlo', señala Conejero, autor de Yo no soy el Rey Lear, una de las obras representadas en el congreso.

Pero si profusas son las interpretaciones y los recovecos de su obra, todo lo contrario sucede con su biografía, de la cual apenas se conoce nada. 'Datos reales sobre él no hay más que una docena, como que se casó y se le murió un hijo de 11 años. A partir de ese momento, en todas sus obras, es decir, en las cuatro últimas, los muertos vuelven', señala el profesor de la Complutense Pérez Gállego.

'No se conserva ni una sola de sus obras originales', señala el director ejecutivo del congreso, Vicente Forés. 'Sólo tenemos de su puño y letra veinte líneas dentro de la obra de un autor coétaneo llamado Thomas Nash. Hay que tener en cuenta que el concepto de autor entonces era muy distinto al de ahora. El resto de lo que tenemos escrito por él son firmas, documentos notariales, certificados de compraventa: nueve copias de su firma y poco más', concluye Forés.

Cuando se le pregunta a Cándido Gállego, uno de los mayores especialistas españoles en Shakespeare, con qué diálogo se quedaría, entre los muchos que recita de memoria, escoge éste en el que la propia madre de Hamlet, viuda de su padre, le dice al hijo:

-Hamlet, tienes muy ofendida a tu madre.

-Madre, tienes muy ofendido a mi padre.

Y de entre todas las frases, la que pronuncia el gran orador Marco Antonio en Julio César:

-Yo no sé hablar, yo sólo sé hablar de lo que sé.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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