El turismo y la crisis de las 'vacas locas' elevan la inflación al 3,9%
Los precios del sector servicios se disparan
La inflación no logra iniciar la cuesta abajo que la peor coyuntura económica y la caída de los precios de la energía deberían permitir. En contra de lo esperado, el índice de precios al consumo (IPC) ha vuelto a aumentar en marzo, hasta el 3,9% en relación a un año antes, una décima más que en febrero, tras avanzar un 0,4% respecto de ese mes. La crisis alimentaria ha disparado los precios de las carnes, a lo que se han unido el turismo, el transporte y la cuota de abono de Telefónica.
Los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que la inflación es un enfermo con la fiebre muy alta y que no hay forma de que salga de ese estado crítico. Tras una caída de una décima en diciembre pasado, y con la menor presión del petróleo, se esperaba una vuelta paulatina a la normalidad. Y no ha sido así, sino todo lo contrario.
El factor petróleo ha sido sustituido por la crisis alimentaria, como elemento más o menos coyuntural. De manera permanente está el problema de la falta de competencia en el sector servicios y el encarecimiento de precios bajo control público. En marzo se han disparado las carnes sustitutivas de la de vaca, también el turismo y el transporte personal, y ha subido la cuota de abono del teléfono.
El resultado es que el IPC ha aumentado un 0,4% en el mes de marzo en relación a febrero, acumula una subida de 0,8 décimas en los tres primeros meses del año y se sitúa en el 3,9% respecto de febrero del año 2000, una décima más que en el mismo mes de este año. El objetivo del Gobierno para final del ejercicio sigue siendo el 2%, pero a estas alturas ya es lo de menos.
El problema es que la inflación no se corrige pese a que la demanda interna se debilita, tal como apuntan los indicadores más recientes. El propio vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, anunció anteayer una revisión a la baja en la previsión de crecimiento económico para este año -situada en el 3,6%-, hacia el entorno del 3,2%.
Tampoco se consigue iniciar esa esperada tendencia a la baja de la inflación pese a que los precios de carburantes y combustibles ya no suben tanto como hace unos meses. En marzo, respecto de febrero, se ha producido una caída de dos décimas en este capítulo del IPC, lo que sitúa el dato de los últimos 12 meses en el 3,7%, el ritmo más bajo desde mediados de 1999, cuando se inició la crisis.
Casi sin solución de continuidad, ese choque ha sido sustituido en el tiempo por el que ha afectado a los alimentos. La enfermedad de las vacas locas ha reducido los precios de esta carne (un 1,2% en relación a febrero y un 0,6% en los últimos 12 meses), pero sin correspondencia con el fuerte aumento de los productos alternativos.
Efectos duraderos
El precio de la carne de cerdo ha aumentado un 8,7% en el mes y un 32,1% en el último año; el de la carne de pollo, un 3% y un 27,3%, respectivamente; y el de la de cordero, un 2,7% y un 22,4%. Por diferentes razones ha aumentado mucho también el precio de la leche (un 0,8% en el mes y un 8,3% en el año) y el de la patata (un 3,2% y un 19,8%). En el mes, han bajado el pescado (un 0,5%), el aceite (1,1%) y el café (un 0,2%).
Los efectos de la crisis alimentaria son más amplios y duraderos de lo previsto -empezaron a notarse a finales del pasado año-, a lo que hay que añadir los problemas de fondo que mide la denominada inflación subyacente. En ella se eliminan los productos energéticos y los alimentos no elaborados y el resultado de marzo es un aumento de cuatro décimas hasta el 3,3% respecto de un año antes. Esta tasa es una décima superior a la de febrero y la más alta desde septiembre de 1996.
Se explica, sobre todo, por la aceleración de un 0,4% en los precios del sector servicios, hasta el 4,6% sobre el mismo mes del año anterior, sin variación respecto de la tasa registrada en febrero. En este caso se trata del ritmo más alto desde septiembre del año 1995. El sector turismo es en parte responsable (con una subida mensual del 0,6% y del 5,8% en el último año), pero también lo es el transporte personal, en especial, todo lo relacionado con la reparación de coches.
El descenso en las llamadas telefónicas en una media del 6,3% para las provinciales y del 11,95% para las interprovinciales ha pasado sin pena ni gloria para el IPC, ya que se ha sido compensado con el aumento en 100 pesetas en la cuota de abono a Telefónica, hasta las 1.642 pesetas. El capítulo correspondiente no ha variado en el mes, pero en el último año sube un 0,6%, cuando llevaba 18 meses de descensos.
El único dato positivo del mes es que desaparece poco a poco el efecto que sobre los bienes industriales ha tenido la reciente crisis del petróleo. Los precios de la industria llegaron a una cota máxima del 4,8% en noviembre del pasado año y en marzo se han reducido hasta el 2,4%. Este dato anticipa descensos en los precios al consumo en los próximos meses. El consenso de los expertos se encuentra ahora en torno al 3% para final de año.
Desde el Ministerio de Economía se insistió ayer en la moderación de márgenes empresariales y de salarios como fórmula para reconducir la inflación hacia tasas más moderadas. El sindicato CC OO culpó a los empresarios y advirtió de que se trata de un problema 'muy grave' que pone en peligro el crecimiento económico. UGT insistió en exigir garantías para el poder de compra de los trabajadores.
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