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Reportaje:

Vivir con miedo a que te echen o se te caiga la casa encima

16 vecinos, la mayoría jubilados, habitan un edificio ruinoso que deberán abandonar sin saber adónde ir

Antonio Jiménez Barca

A 16 ancianos del barrio de Tetuán sólo les ofrece el futuro dos posibilidades, a cual más oscura: que un día se les derrumbe la casa encima o que pronto les eche de ella el juez. Los técnicos del Ayuntamiento han visitado ya la corrala del número 16 de la calle de Oviedo donde viven, casi todos desde antes de la guerra civil, y han descubierto que el inmueble se encuentra en 'ruina inminente'. El eufemismo significa que los vecinos deben abandonar la casa lo antes posible debido a que en cualquier momento se vendrá abajo. Juana Alonso, de 81 años (65 habitando en la calle de Oviedo), lo sabe. Y afirma: 'Muy bien, pues nos vamos. ¿Pero adónde? ¿A la boca del metro a pedir?'

Juana cobra 60.000 pesetas de pensión. Con ese dinero viven ella y su hija, de 62 años, enferma de la espalda. Pagan 5.000 pesetas de alquiler, y cuando mañana, o pasado mañana, o la semana que viene, llegue el juez y los policías y les desalojen del piso en el que viven no sabrán dónde meterse. Igual le pasa a la mayoría de los vecinos, que padecen los dos mismos problemas: amenaza de desahucio y pobreza.

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El inmueble, de principios del siglo XX, es una corrala antigua que desde fuera sólo presenta dos plantas, pero que dentro esconde una cincuentena de pisos, la mayor parte abandonados, alrededor de un gran patio rectangular. Hace mucho tiempo, cuando Juana Alonso, o Alberto Alique, ahora con 73 años, eran jóvenes, el patio tenía una fuente y en el edificio vivían más de 100 personas. Ahora, la casa entera se marchita lentamente rodeada de una serie de anclajes de hierro, que sujetan los balcones, y unas vigas transversales, que aguantan a duras penas la estructura del edificio.

'Esto', dice Alberto señalando a los anclajes de hierro, 'lo pagamos nosotros, nos lo cobra el casero en el recibo desde 1995'. Alberto Alique gasta gorrilla, cigarrillo Ducados y gafas de muchas dioptrías. 'Nací aquí, tengo un contrato de alquiler que firmó mi abuelo en 1921', cuenta. Ahora, ante el desalojo, tampoco tiene una idea muy clara de adónde ir: 'Con mis hijos, pero mis hijos son pobres también, tienen el sitio justo para ellos, no tienen espacio ni para mis muebles'.

Otra de las vecinas, María del Carmen Novoa, explicaba ayer al resto del vecindario, desesperadamente ávido de noticias, los resultados de su visita a los asistentes sociales del Ayuntamiento: 'Me han dicho que cualquier día vendrá el juez, con la policía, y que cerrarán con candados las puertas de la casa y nos tendremos que ir'. 'Nos ha fastidiado, constipado', contesta Juana Alonso, que vuelve a preguntarse en voz alta: '¿Pero adónde voy yo?' Novoa añade: 'Nos ofrecerán ocho días en una pensión pagada y 120.000 pesetas... Y eso es todo. También, que empecemos a ir a la junta municipal a apuntarnos para que nos den un piso del Ivima, pero esto no es seguro. Alguno de los vecinos ya ha ido'.

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Ante las noticias, los residentes se alarman aún más. '¿Cuándo tenemos que ir?' '¿Tenemos que ir todos a la vez?' 'Y si no hemos ido ya, ¿qué pasa?' Fernando García, presidente de la asociación de vecinos Cuatro Caminos-Tetuán, se ha interesado por su caso. Ayer les explicaba: 'Todos juntos. Tienen que hacerlo todo juntos. Porque todos ustedes están en el mismo barco'.

El dueño del inmueble, según los vecinos, 'no ha visitado la casa nunca'. 'Nosotros pagábamos el alquiler a la portera, que le pasaba el dinero a él. Nunca se preocupó por la casa. Así está ahora', señala Juana Alonso con desesperación.

El Ayuntamiento ha prometido en varias ocasiones declarar el barrio de Tetuán área de rehabilitación preferente, con lo que los vecinos recibirían subvenciones del municipio, de la Comunidad y del Ministerio de Fomento para rehabilitar su vivienda. Grandes operaciones de este tipo se están llevando a cabo en zonas deprimidas de la capital, como Lavapiés o Malasaña. 'Pero esas ayudas nunca llegan a Tetuán, donde hay muchas casas como la de Oviedo, 16, que se están desmoronando y cuyos vecinos no saben adónde ir. Pero a los poderes públicos eso no les interesa. Se llenan de palabras, y luego, nada', señala García, que agrega: 'El Ayuntamiento debería disponer de un número determinado de viviendas de protección oficial para los casos como los de estos ancianos. Pero lo único que interesa es que la casa se caiga para especular con el suelo. Este barrio de Tetuán está subiendo mucho'.

Mientras tanto, los 16 ocupantes del inmueble de la calle de Oviedo siguen pensando en qué harán con su vida cuando los echen de la casa en la que han vivido más de 50 años. Ayer recordaban cuando eran jóvenes y montaban verbenas y puestos de limonada. 'Y mira ahora, ya no hay nada, ni niños', lamentaba Juana mirando al patio.

Los vecinos del inmueble número 16 de la calle de Oviedo, en Tetuán.
Los vecinos del inmueble número 16 de la calle de Oviedo, en Tetuán.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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