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La Justicia británica ordena que las gemelas adoptadas por Internet vuelvan a EE UU

Las niñas vivirán con un matrimonio de acogida hasta que los tribunales decidan su futuro

Isabel Ferrer

El fallo del Supremo molestó especialmente a Judith Kilshaw, que sigue considerándose la verdadera madre de Kimberley y Belinda, y abandonó el tribunal durante unos minutos gritando presa de gran excitación: 'No es justo. Dicen que hemos mentido y nos quitan a las niñas'. Cuando estuvo más tranquila, regresó a la sala de vistas para escuchar el resto de la decisión tomada por el juez Andrew Kirkwood, que deja a las niñas en manos de sus colegas del Estado de Misuri (EE UU), lugar de nacimiento de las gemelas.

Las hermanas han cumplido nueve meses en el Reino Unido y el mayor deseo de los expertos británicos en derechos del menor era evitar que su paso de una familia de acogida a otra les causara daños emocionales en un momento en que empiezan a establecer estrechos lazos afectivos con sus cuidadores.

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Tras una amplia investigación que ha destapado los métodos no siempre claros de las asociaciones que ofrecen toda clase de facilidades para adoptar niños a través de Internet, el juez Kirkwood antepuso los intereses de Kimberley y Belinda a los deseos del matrimonio Kilshaw. El magistrado también hubiera podido otorgar la custodia de las gemelas a los propios tribunales y facultar a los servicios sociales de Gales, donde todavía residen las niñas provisionalmente, para que buscaran unos padres adoptivos británicos.

El caso de las gemelas de Internet fue destapado el pasado 16 de enero al saberse que Alan y Judith Kilshaw las habían adoptado por cerca de 8.000 libras (algo más de dos millones de pesetas) con ayuda de la organización estadounidense Caring Heart, dirigida por Tina Johnson y que habían localizado en la red informática. La pareja galesa, de 54 y 47 años respectivamente, tiene otros dos hijos propios, James, de siete años, y Rupert, de cuatro. La esposa es madre además de dos hijas, Louisa de 22 años, y Caley, de 18, nacidas de relaciones anteriores.

Una 'familia completa'

Convencidos de que sólo una nueva niña les haría sentirse una 'familia completa' y rechazados por los servicios sociales británicos como posibles padres adoptivos, los Kilshaw optaron por reclamar los servicios de Johnson, que les prometió una pronta solución a su problema. Su empresa está siendo investigada ahora por el FBI.Después de un viaje a Arkansas, en EE UU, y una adopción tramitada allí a toda prisa con la colaboración de Tranda Wecker, de 28 años y madre biológica de las gemelas, la pareja británica regresó encantada a Gales con Kimberley y Belinda. Lo que ellos aseguran no haber sabido nunca es que las pequeñas ya habían sido adoptadas con anterioridad por un matrimonio californiano, Richard y Vickie Allen, que pagó 6.000 dólares (1.080.000 pesetas) a la misma agencia de adopciones y las tuvo en su casa dos meses.

Los Kilshaw recurrieron a la prensa para ganarse la simpatía de sus conciudadanos ante lo que calificaban de absurda disputa. 'Nosotros adoptamos a las niñas legalmente y pensamos luchar por ellas', repetía Judith Kilshaw. Su imagen no mejoró cuando su hija Louise aseguró que su madre le había ofrecido dinero para dejarse inseminar con el semen de Alan Kilshaw.

Las cosas tampoco estaban claras en EE UU, donde los Allen abandonaron la pugna legal al ser acusado el marido de abusar de las niñeras de sus otros hijos pequeños.

La situación de Tranda Wecker deja también mucho que desear. Reclama a sus hijas, lo mismo que su ex marido, Aaron, pero ha admitido haber falsificado los documentos de adopción en Arkansas para dar la sensación de que residía en dicho Estado, requisito indispensable para ceder a sus niñas.

Alan y Judith Kilshaw con Kimberley y Belinda, el pasado enero.
Alan y Judith Kilshaw con Kimberley y Belinda, el pasado enero.EPA

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