_
_
_
_

Educación unificará un colegio de sordos y otro de oyentes en un modelo de integración bilingüe

La federación de los discapacitados teme que el alto número de niños impida el proyecto

El Colegio Público de Educación Especial para Sordos es uno de los cuatro centros que existen en Madrid específicos para esta discapacidad y el único de titularidad pública. Los niños sordos, o bien acuden a uno de estos centros -en los que se imparten sólo el lenguaje oral o el modelo bilingüe en el que se combina éste con el lenguaje de signos- o a centros de integración en colegios ordinarios. En ellos hay uno o dos niños sordos por clase y se les saca del aula para recibir un apoyo de logopedia. Es decir, se prima el aprendizaje de la lengua oral.

Los 65 alumnos del colegio de sordos (de entre 3 y 20 años) tendrán que acudir el próximo curso al Ana María Matute, un centro con 304 escolares oyentes, según los planes de la Consejería de Educación, que pretende fusionar ambos centros, situados en un mismo recinto de San Blas. El objetivo es dar continuidad a la escuela infantil Piruetas, también en el mismo recinto, en la que niños oyentes y sordos de entre cero y tres años comparten aula en un modelo bilingüe, según fuentes de la Consejería.

La idea es que las clases sean en los dos idiomas. Para ello contarán con un profesor oyente y con un cotutor que vaya expresando en lenguaje de signos, simultáneamente, el contenido de las asignaturas. 'De esta forma, los niños, además de ir adquiriendo su lenguaje natural, y gracias al contacto con los oyentes, pueden ir aprendiendo los conocimientos básicos del lenguaje verbal en igualdad de condiciones', señalaron fuentes de Educación, quienes también resaltaron que esto permitiría adquirir el lenguaje de señas a los oyentes. Además, contaría con aulas específicas de sordos para los que presenten una deficiencia auditiva profunda.

'Se trata, sin duda, de la mejor manera para abordar la atención al alumnado sordo', señalaron estas mismas fuentes, que añadieron que 'ya no basta el modelo tradicional de integración en el aula en el que se saca a los sordos de clase para darles apoyos de logopedia, con el peligro de que se sientan segregados'.

Pero no todo el mundo es tan optimista con el proyecto. 'Dudamos de que la Consejería esté dispuesta a poner los recursos humanos y las condiciones organizativas para que se pueda llevar adelante', asegura Luisa Navarro, del departamento de educación de la Federación de Sordos de Madrid (Fersocam), quien considera como premisa fundamental para el éxito que 'haya un equilibrio entre el número de oyentes y sordos'. Algo que está en entredicho, ya que, según la propia Consejería, el centro aumentará el número de plazas por 'la falta de puestos escolares en la zona'.

'Esto va a provocar en pocos años la marginación y arrinconamiento tanto de los profesores como de los niños sordos', asegura Navarro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Teóricamente, la fusión de ambos centros en uno de escolarización combinada (sordos y oyentes) con un modelo bilingüe (lenguaje de signos y oral) les parece 'adecuada'; es más, 'puede resultar más satisfactorio y completo' que el modelo específico para sordos que se venía desarrollando en el Colegio Público de Educación Especial para Sordos.

Y éste es precisamente el temor que los padres y el colegio han expresado a la Consejería: que con la ampliación de matrícula prevista para el próximo curso, en el Ana María Matute se produzca la 'absorción' de los niños sordos en el conjunto de la clase.

Los padres plantean que el número de niños con deficiencias auditivas por aula debería de ser de entre tres y cinco chavales para evitar convertirse en un centro normal de integración preferente de sordos, como es el caso de ocho colegios de primaria y cinco institutos, donde suele haber uno o dos chavales por clase y se obvia el aprendizaje del lenguaje de signos. La Consejería asegura que su idea es que haya entre tres o cuatro por aula, pero que luego habrá que 'estudiarlo en la práctica'.

Los padres del Ana María Matute también han transmitido su preocupación a la Consejería, en el sentido de que temen que integrar a sordos en sus aulas vaya en detrimento de los escolares oyentes. Algo que Educación niega tajantemente. 'Estos niños contarán con la ventaja de conocer también el lenguaje de signos', aseguraron. Por otra parte, los profesores del colegio de sordos pasarán a formar parte de la plantilla del Ana María Matute. Pero habrá que esperar a después de Semana Santa para que Educación presente el proyecto definitivo que piensa poner en marcha.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_