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Reportaje:

Barbate se resiste a desguazar su futuro económico

Más de 3.000 vecinos exigen en las calles del pueblo gaditano que se reabra la negociación con Marruecos

Alejandro Bolaños

Llevan años viéndole las orejas al lobo. 'Marruecos siempre decía que esto se iba a acabar, que no nos dejarían pescar más, pero al final siempre se arreglaba y todo se dejaba para después', explica Antonio Trauque, 40 años, 'más de 20 de marinero'. Hace poco más de una semana, el comisario europeo de Pesca, Franz Fischler, dio por rotas las conversaciones para renovar el acuerdo con el país vecino -aquí apenas a 14 kilómetros de distancia- y el lobo de la incertidumbre se coló hasta el corazón de Barbate (Cádiz, 22.000 habitantes). Ayer, el pueblo se echó a la calle para reclamar al Gobierno central que fuerce una reapertura de las negociaciones y espantar así las dudas que amenazan su futuro más próximo.

'Marruecos se resfría y Barbate estornuda' es un dicho muy popular en la localidad, eminentemente marinera, que siempre ha vivido con mucha intensidad la negociación de los acuerdos pesqueros que permitían a las traíñas barbateñas ir a por el boquerón del caladero marroquí. No es para menos: este puerto gaditano llegó a acoger en los años ochenta 70 embarcaciones que se alimentaban exclusivamente de las aguas del norte de Marruecos. Tras años de desguaces incentivados con dinero de la UE, la flota barbateña, muy renovada, se ha quedado en la mitad. En todo caso, siguen siendo pesqueros pequeños que no tienen autonomía suficiente para llegar a caladeros más alejados.

En 1987, en 1992 o en 1996, los marineros barbateños salpimentaron las negociaciones con Marruecos, siempre largas y reviradas, con una cadena de actos de protesta. En esta ocasión, la flota ha batido todos los registros de amarre forzoso (16 meses) a la espera de alguna solución y apenas se han escuchado diplomáticas quejas de los representantes del sector pesquero andaluz. 'Nos sentimos engañados; [Miguel] Arias Cañete ha venido aquí cada vez que intentábamos poner a funcionar la plataforma de protesta y nos decía que nos tranquilizaramos, que eso podía ir mal para las negociaciones, que el acuerdo estaba hecho; pero ahora no nos vamos a parar', asegura Juan Pedro Moreno, representante de CC OO, y portavoz de la plataforma pesquera de Barbate.

Tras el anuncio de ruptura realizado por Fischler, los vecinos de Barbate giraron su atención y su ansiedad hacia Madrid. Allí escucharon al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, la palabra maldita: reconversión. Y no esperaron más. Desde este lunes, un centerar de marineros ha tomado el salón del pleno del Ayuntamiento con la aquiescencia del alcalde del pueblo, Juan Manuel López de Jesús (PP) y allí seguirán encerrados hasta que Arias Cañete visite de nuevo la localidad para explicar a los pescadores como va garantizar el mantenimiento de la actividad pesquera.

La plataforma convocó para el mediodía de ayer una concentración para avalar sus posiciones y el pueblo respondió con creces. El consejo escolar decidió echar el cierre a los colegios y unas 3.000 personas se reunieron frente al Ayuntamiento. 'El tapabocas nos ha hecho mucho daño, yo no quiero recibir una pensión, quiero trabajar', dice Trauque, quien, como el resto de la tripulación del Hermanos Pastor dejó el encierro para unirse a la concentración.

Los marineros llaman tapabocas a las 151.000 pesetas de ayuda mensual que han recibido estos meses de fondos comunitarios. 'Deberíamos haber puesto pie en pared mucho antes, pero nos han comprado', se queja Trauque, que ve el futuro 'más negro que tiznado'. 'Gasto 10.000 duros al mes para que mis cuatro hijos sigan en la escuela y no tengan que dedicarse a esto nunca, pero yo sólo sé pescar, puedo hacer otra cosa pero no tengo experiencia y nadie me va a coger, y aquí no hay alternativa', añade.

Del caladero marroquí, no sólo dependen 700 marineros y sus familias; cada puesto de trabajo en el mar sostiene al menos otros cinco en tierra. Aquí, los efectos de 16 meses de amarre sin ayuda han sido devastadores. La fábrica de hielo y la lonja (que facturó 6.000 millones en 1999, apenas 1.000 en 2000) han cerrado y despedido a todos sus trabajadores. Los varaderos, los transportistas o los fabricantes de cajas están bajo mínimos.

'Cañete, Aznar, queremos pescar', 'Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra'. En media hora la concentración se convirtió en una manifestación espontánea por las calles de Barbate. 'La culpa de esto la tiene el Gobierno, Cañete ha venido aquí dos veces a comer langostinos, ya está', dice Antonio Rivera, 10 años de tripulante en el Cabo Espartel. 'Aquí siempre se ha pensado que se podía seguir pescando y nadie ha hecho nada para que el pueblo tenga otras industrias', replica, desconfiado, ante los planes de diversificación anunciados por el Gobierno.

A Eduardo Jiménez, marinero, 43 años, le servía cualquier cámara de televisión para advertir que está dispuesto a hacer 'cualquier cosa' para evitar que sus hijos acaban 'golfeando en la calle'. El tejido económico del pueblo es muy frágil y algunos, sobre todo los más jóvenes, han caído en la tentación del enriquecimiento rápido que brinda el narcotráfico, que tiene en las playas gaditanas una de sus vías de entrada más frecuentes.

'La juventud tiene mucho problema para encontrar trabajo, si además nos quitan la pesca...'. Inmaculada Callado, 25 años, ha acompañado a su madre y su tía a la manifestación. Cuando el portavoz de la plataforma pesquera, altavoz en ristre, anuncia que esperarán aún unos días antes de intentar bloquear las importaciones de pescado marroquí en el próximo puerto de Algeciras, las tres protestan: quieren hacerlo ya. 'Nosotros, con 150.000 pesetas de ayuda y dos hijos, tenemos problemas para llegar a fin de mes, sin pesca, será imposible', dice Alfonsi Canas, la madre de Inmaculada. Su hermana, Margarita, reprende a su marido por su silencio -'ahora hay que opinar'-, y teme por el futuro de su hijo: 'Ahí lo tengo acostado sin hacer nada desde hace más de un año'.

'Nos han dado la sentencia de muerte, pero nosotros vamos a resistir en la calle, vamos a mover corazones para que nos la quiten', vocea el portavoz de la plataforma tras anunciar cortes de carretera para los próximos días.

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