Fricciones en el Partido Republicano por las decisiones de Bush contra el medio ambiente
La ONU critica al presidente de EE UU, que pierde popularidad en su país
El congresista republicano Sherwood Boehlert, presidente del Comité de Ciencia en la Cámara de Representantes, se mostró 'profundamente defraudado' por la negativa de Bush a aplicar una política de recortes en la emisión de gases contaminantes. Boehlert, en declaraciones al diario The New York Times, mostró su intención de impulsar una nueva legislación que regule las emisiones de dióxido de carbono, aunque es consciente de las pocas posibilidades de progreso que cuenta una propuesta en ese sentido.
Al menos tres republicanos quieren sumarse a un plan de los demócratas para redactar una ley que establezca límites a las emisiones de gases contaminantes similares a los que propone el Protocolo de Kioto. Sin embargo, la división política extremadamente ajustada que presenta el Senado hace casi imposible que esa normativa pudiera contar con la aprobación final.
Hay más republicanos en el Capitolio que se mueven en el lado crítico. Christopher Shays se pregunta: '¿Qué demonios ocurre con nuestro partido cuando se trata de defender el medio ambiente?'. El senador Lincoln Chafee, en las mismas filas, parece responderle: 'Existe la percepción de que los senadores del oeste y los elementos más conservadores del partido están tomado las decisiones importantes.' La republicana Marge Roukema, congresista por Nueva Jersey, ha enviado una carta a su presidente en la que le pide que ponga 'la seguridad y la salud por encima de todo. Le pedimos con la mayor de las firmezas que reconsidere su decisión', escribe en la carta.
Quizá más dolorosa para Bush es la opinión de William Reilly, que se encargaba de la Agencia de Protección Medioambiental en el Gobierno de su padre. Reilly asegura: 'El presidente ha tomado su decisión horriblemente pronto. A uno sólo le queda la esperanza de que no sea la última palabra'.
Entretanto, anoche se esperaba la llegada a Washington de una delegación europea encabezada por el ministro sueco de Medio Ambiente, Kjell Larsson. Otro de los miembros de esa representación, el danés Jan Pronk, aseguró que llega a EEUU con el deseo 'de dar al país un margen de tiempo para ponerse al día y con el ánimo de perdonar sus errores tempranos'.
Aunque la clase política considera, en general, que el problema del recalentamiento es una cuestión cuyos efectos sólo se miden tan a largo plazo como para ser electoralmente poco significativos, las encuestas reflejan un desplome en la imagen de Bush en los últimos días. Sólo un 53% de los ciudadanos de EEUU tiene una imagen positiva de la labor de Bush, frente al 63% que reflejaba la misma encuesta en la semana anterior.
Los sociólogos que han realizado el muestreo para la cadena CNN justifican ese descenso en dos factores: la insistencia de Bush en bajar los impuestos y su decisión de dar la espalda a los acuerdos de Kioto. En otra muestra se recoge que el 75% de los encuestados considera que el recalentamiento de la tierra es una cuestión 'grave', mientras que el 67% es partidario de que Bush ponga en marcha una política específica para combatir ese problema medioambiental.
Lamentación
Desde Nairobi, también el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, hizo un llamamiento a Bush para que recapacite sobre su decisión de alejarse de los términos pactados en Kioto. 'Lamento la decisión de Estados Unidos, pero creo', dijo Annan, 'que nos da una razón más para seguir luchando'.
Annan culpó directamente a Bush de la nueva postura del gobierno estadounidense y reflexionó sobre las consecuencias: 'La Tierra no es nuestra. Es un tesoro que guardamos para las generaciones futuras, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. Espero', dijo el dirigente de la ONU, 'que nuestra generación sepa mantener esa confianza'.
Estados Unidos es el mayor generador mundial de gases de efecto invernadero y, por tanto, el principal culpable del recalentamiento de la Tierra.
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