Jean-Jacques Schuhl afirma que los años setenta marcaron el fin de una época

Jean-Jacques Schuhl (Marsella, 1941) se hizo con el Premio Goncourt de 2000 con una novela atípica, Ingrid Caven, una obra que parte de la vida de la que es su compañera desde hace veinte años, la cantante y actriz alemana Ingrid Caven, que fue musa de Yves Saint- Laurent en los setenta y que estuvo casada con el cineasta Rainer Maria Fassbinder. 'Si he roto mi silencio literario', explica Schuhl, de visita en Barcelona, 'es por la fascinación que me produce esa mujer. Por otra parte, pienso también que los setenta significaron el fin de una época'.

Schuhl había publicado hasta ahora dos libros: Rose Poussière (1972) y Telex número 1 (1976). Se trataba de dos obras experimentales que parecía que no tendrían continuidad, pero, tras 25 años de silencio, llegó esa Ingrid Caven, medio novela, medio verdad, que ahora publica en España Seix Barral. 'Si he vuelto a publicar ahora ha sido por una conjunción de cosas', dice Schuhl. 'Por una parte, me atraía el modelo de Ingrid, ya que me interesa el mundo del cine y del espectáculo. Por otra parte, estaba el background alemán, el cine expresionista, el nazismo, etcétera. Después, creo que vivimos una época un poco pesada de nuevas tecnologías y yo quería escribir sobre unas utopías que quizás están muertas, pero que me parecen muy interesantes. Mi silencio literario se debía a mi escritura experimental, una escritura que acabó llevándome al silencio, un silencio que sólo he roto por la fascinación que me produce esa mujer'.

'Quiero que quede claro que no es una obra sobre Ingrid Caven, sino una novela que parte de su biografía', insiste Schuhl. 'O sea, se trata de un libro alrededor de Ingrid y con Ingrid, con los personajes que estuvieron con ella, con su música, su voz, su universo. Es una novela collage, con distintos géneros literarios y con todo tipo de materiales'.

Ingrid y Fassbinder

El libro empieza con una Ingrid niña cantando ante las tropas de Hitler, para evocar a continuación el universo de la actriz de La paloma, de Fassbinder. 'No hay nostalgia de los setenta', afirma Schuhl. 'No me gusta lo retro. Cuando hablo de Fassbinder y de otros personajes del pasado lo hago para dar un contrapunto. Es cierto, sin embargo, que los setenta significaron en cierto modo el fin de una era histórica, como lo fue la Edad Media. Después ha venido la electrónica, la informática, la globalización, y hemos entrado en otro periodo. Hubo personas, como el cineasta Fassbinder o el productor Mazan, que murieron el mismo año y del mismo modo, en la cama, ante el televisor, como si el cine se hubiera rendido. No creo que esa coincidencia fuera un azar. Fue algo así como lo que explica Darwin sobre la evolución de las especies. Una época acababa y ellos desaparecieron'.

'Ganar el Goncourt', sonríe Schuhl., 'fue como realizar un atraco. Salí del fondo de mi soledad y gané. Fue muy divertido. Es curioso, pero quince días después de ganar el Goncourt, Ingrid volvió al escenario del Odéon y fue como si saliera del libro'.