Doble moral

Recientemente la Iglesia católica ha beatificado a no se cuántos 'mártires por la fe del glorioso alzamiento nacional', vamos, de la sublevación fascista contra el legítimo Gobierno de la II República. Hasta aquí todo podía ser entendible dentro de las actitudes reaccionarias del Vaticano, pero lo que no se puede entender es la actitud del gobierno español y del autonómico valenciano. Meses pasados, se presentó una proposición no de ley para que el Parlamento condenase la asonada fascista de 1936. No prosperó porque el PP votó en contra.

Justificaron su negativa en que no era momento de volver a abrir heridas. Hay al respecto argumentaciones que podemos entender aunque no apoyar, pero toda esa palabrería centrista se va al garete cuando en ese día ministros, directores generales, Zaplana, Rita Barberá..., acudieron oficialmente a la beatificación de esas personas, víctimas de los rojos. Si ante la proposición que se presentó el PP entendió que era mejor no mover la historia, ahora, sin una pizca de vergüenza, saca a la palestra oficial sus preferencias religiosas con desprecio total a la Constitución de 1978, (que dice que 'ninguna confesión tendrá carácter estatal') y su desprecio a esa otra parte de españoles que también sufrieron la guerra, años de cárcel y en algunos casos, fueron fusilados por los católicos vencedores. Esto tiene un nombre: Doble moral.

En julio de 1936, nada más comenzar la sublevación de Franco, salió del Camp de Morvedre un regimiento de voluntarios, con una compañía de guardias civiles, camino de Teruel. A la altura de la Puebla de Valverde, los guardias civiles se amotinaron contra los milicianos republicanos, acabando a tiros con todos. Más tarde, en la plaza de ese pueblo turolense, hicieron baile. Estos jóvenes milicianos también fueron asesinados y mártires. El PP, con su presencia institucional en un acto confesional, se ha quitado la careta. De centristas nada, de derechas e hijos del franquismo, sin más.-