Marks and Spencer cierra sus almacenes en Europa, nueve de ellos en España
La fuerte caída de los beneficios obliga a la firma británica a reducir 4.390 puestos de trabajo
Primero fue el sector del automóvil y ahora el textil el que comienza a sufrir los efectos de una libra fuerte. Medio siglo de expansión internacional tuvo un brusco final ayer con el anuncio del cierre de aquí a final de año de los 38 grandes almacenes que Marks & Spencer (M&S) tiene en Europa continental, incluida España, (18 en Francia, nueve en España y el resto en Alemania y los Países Bajos). Además, pone en venta sus grupos comerciales estadounidenses: Brooks Brothers y Supermercados Kings. Además, la centenaria firma británica, símbolo hasta hace pocos años de calidad a precios moderados, convertirá en franquicias sus 10 locales de Hong Kong y proyecta clausurar el servicio de ventas por catálogo. Mantendrá, sin embargo, el comercio por Internet.
La radical reestructuración (conocida ayer mediante un comunicado interno) está enfocada a centrar recursos y energía en el mercado británico y potenciar la rentabilidad del grupo. Algunos de los responsables de tiendas, como la situada en el Boulervard Haussmann del centro de París, fueron informados con un discreto correo electrónico, informa Reuters.
Desde el punto alto de 1998, cuando los beneficios alcanzaron los 1.200 millones de libras (309.540 millones de pesetas) M&S pierde terreno en el extranjero y, principalmente, a nivel nacional. La última recesión asiática por un lado y el despegue de nuevos competidores en propio suelo han repercutido en una prolongada reducción de beneficios hasta los 417 millones de libras registrados en el pasado ejercicio financiero. Las ventas se han estancado, ya que ascendieron a 1,9 billones en 1996 y en el 2000 tan sólo se situaban en 2,1 billones de pesetas.
'Reconocemos que estos cambios son dolorosos para muchos. Lo sentimos, pero estas decisiones no se han tomado a la ligera. Son escenciales para construir un futuro más fuerte para Marks & Spencer', dijo ayer su presidente, el belga Luc Vandelvelde. Al tomar posición de su cargo, hace 13 meses, el nuevo presidente se dio de plazo dos años para sacar la firma de la deriva y evitar su extinción con una compra no deseada. Vandelvelve quiere retroceder en reformas recientes (la comercialización por primera vez en la historia de la compañía de prendas firmadas por diseñadores de prestigio bajo la marca The Autograph Collection) y avanzar en contra de la corriente limitando los productos en venta a la propia marca Marks & Spencer, que sustituyó a la original, St Michaels, el año pasado.
El anuncio del fuerte recorte hizo que las acciones de la empresa subieran el 6% en bolsa. El grupo quiere ahora potenciar el sector de alimentación. El repliegue en Europa y la venta de solares, incluidos locales estratégicos del Reino Unido, permitirá el reparto de 2.000 millones de libras entre los accionistas del grupo en marzo del 2002. Sin embargo, el escepticismo se extendió ayer entre inversores y analistas, que no ven claro a corto plazo el futuro del grupo que ha perdido el tren de la moda de los centros tan frecuentados por Margaret Thatcher.
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