La vuelta de Cavallo
El presidente De la Rúa recurre a el ex ministro menemista, el tercer titular de Economía en lo que va de mes, para enderezar la marcha de la economía argentina
Domingo Felipe Cavallo, el economista de Harvard que derrotó a la hiperinflación argentina a principios de los noventa, volvió el martes al Ministerio de Economía. Esta vez el desafío consiste en interrumpir una recesión de 33 meses, que ha contribuido a incrementar el déficit fiscal en 700 millones de dólares más de lo esperado y a elevar la tasa de paro al 14,7%. 'Toda la atención de mi ministerio estará enderezada [orientada] a una rápida reactivación y a un vigoroso crecimiento de la economía', anunció Cavallo antes de jurar su cargo.
Es el tercer ministro de Economía en lo que va de marzo. José Luis Machinea estuvo con el presidente Fernando de la Rúa en sus primeros 15 meses de Gobierno de coalición con el socialdemócrata Frente País Solidario (Frepaso). Economista heterodoxo, Machinea intentó ganarse a los mercados siguiendo sus consejos: disminuir el rojo de las cuentas públicas para recuperar la confianza de los inversores. No pudo ordenar el erario ni mucho menos recuperar el crecimiento. Ni siquiera le salvó el rescate financiero por 39.700 millones de dólares que le otorgó en diciembre el Fondo Monetario Internacional. Renunció el día 2.
Llegó entonces el breve turno de Ricardo López Murphy, ortodoxo liberal de la escuela de Chicago. Insistía en apuntar contra el déficit fiscal, con un recorte del gasto público de 2.000 millones de dólares que afectaba a la educación, las provincias, los subsidios regionales y los funcionarios. La ley de Murphy consiguió el rechazo de casi todos. Tres ministros renunciaron. La cuestión económica había desembocado en una crisis política y, aunque un debilitado De la Rúa aún respaldaba el lunes a su ministro, esa misma noche López Murphy dimitió, tras una jornada de cortes de calles y víspera de una huelga general. Un rosario de dirigentes del Gobierno asistieron a la residencia del presidente, para negociar la llegada del antes defenestrado y ahora salvador Cavallo, que cuenta con el apoyo del 70% de sus compatriotas.
El martes, a la 1.30 de la madrugada, un desdibujado De la Rúa anunció que el padre de la convertibilidad era el hombre fuerte del Gobierno. A diferencia de sus antecesores, el pragmático Cavallo no puso el acento en el déficit. Considera que la competitividad es el principal problema de un país de 36 millones de habitantes, con un territorio cinco veces más grande que España, pero con la mitad de su PIB. No obstante, descarta que el camino sea la devaluación: 'La convertibilidad se queda'.
Un día después, mientras el país se paralizaba, Cavallo corrió un maratón de encuentros con gobernadores provinciales y legisladores nacionales para asegurarse apoyos. La iniciativa contempla un impuesto a las transferencias financieras hasta diciembre de 2002 para compensar la rebaja del 20% de los costos del sector exportador; la eliminación del arancel de importaciones de bienes de capital y el aumento de tarifas para ciertos artículos. Esta propuesta, que implica una decisión unilateral en el Mercosur, recibió el aplauso de Brasil y las dudas de Uruguay. Cavallo también promueve distintas medidas para facilitar los créditos a las pyme. En el combate contra el fraude, se prevé que se registren las operaciones superiores a 1.000 dólares y se autorice la reapertura de las cuentas inhabilitadas por el Banco Central. Cavallo pidió además facultades especiales, como las que tuvo con Menem, para reducir la burocracia y flexibilizar el mercado laboral.
La receta merece el apoyo de los empresarios -'por fin se terminó con las políticas de ajuste y de recesión', declaró el presidente, Osvaldo Rial de Unión Industrial Argentina- y el rechazo de los líderes sindicales peronistas, quienes temen despidos entre los funcionarios y reformas drásticas. Ese día la Bolsa caía el 5,59% hasta su peor nivel en dos años por el derrumbe de los mercados de todo el mundo y los desmentidos rumores de renuncia del presidente.
'Parece haber más apoyo político al Gobierno desde el nombramiento de Cavallo', observa Matías Silvani, economista del banco de inversión UBS Warburg en Stanford, EE UU. Silvani califica el nuevo plan de 'un poco arriesgado'. 'Su meta consiste en volver al crecimiento sin recorte de gastos. Si el país no llega a recuperarse, las metas fiscales irán peor y la financiación de Argentina se complicará', dice Silvani, temeroso como sus colegas de que el país sufra una cesación de pagos de la deuda externa. La deuda pública argentina asciende a 125.000 millones de dólares y su compromiso para este año es de unos 20.000 millones. La tasa de riesgo país (diferencia entre los tipos de los bonos argentinos y los norteamericanos) sobrepasó el viernes los 1.000 puntos básicos, cuando hace dos meses había bajado a 600, por el miedo de los operadores de que Argentina entre en cesación de pagos el próximo 15 de abril. Los mercados desconfían del plan de Cavallo.
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