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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

París, de rosa; Francia, de azul

Por vez primera en 130 años, París va a tener un alcalde socialista, Bertrand Delanoë. París nunca suele votar como el resto de Francia, y tampoco lo ha hecho esta vez en las municipales. Una mayoría de parisienses, que tienen la cartera a la derecha, ha preferido votar con el corazón, a la izquierda, hartos de los asuntos de corrupción que han sido una plaga para la capital francesa desde hace tres décadas, en las que hay alcalde elegido por las juntas municipales de los barrios. Sin duda, ha sido un duro golpe para Jacques Chirac, alcalde de la capital durante 23 años, actual presidente de la República y candidato a renovar este cargo el año próximo por estas fechas. Pero el primer ministro, el socialista Lionel Jospin, tampoco puede sentirse satisfecho. La derecha, aunque dividida, ha mejorado en el conjunto de Francia, y en su marea azul ha arrebatado algunas alcaldías importantes a la izquierda y a sus ministros más populares (Guigou, Moscovici, Lang...), aunque en este toma y daca haya perdido París y Lyón. De cara a 2002, las apuestas están abiertas. Todo es posible.

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El año próximo habrá legislativas y presidenciales, cuyas fechas siguen en el aire. Jospin quiere simultanearlas, mientras Chirac prefiere antes las legislativas. La derecha francesa ha sacado una lección clara de los resultados de París: dividida, pierde, y Chirac parece, hoy por hoy, el único capaz de lograr su unidad. La extrema derecha sigue desempeñando un papel no despreciable. Ha perdido la alcaldía de Tolón, pero ha mantenido alguna otra plaza fuerte, y siempre podrá esgrimir que el nuevo alcalde centrista de Toulouse ha obtenido la victoria gracias a los votos que le ha traspasado. El peligro de Le Pen no está totalmente conjurado.

La izquierda plural ha sabido utilizar con eficacia su pluralidad en París y Lyón. La conquista de París era importante para la izquierda, simbólica y realmente, pero el nuevo alcalde, eterno aspirante en los bancos de la oposición municipal, no podrá emplear el cargo como trampolín, pues no es candidato a otra cosa que a gobernar París. No es poco, y puede suponer un cambio en los hábitos políticos franceses para limitar la duplicidad de funciones.

En otros lugares la izquierda plural se ha visto desbordada por una extrema izquierda alternativa, variopinta, desde el resurgimiento de la Liga Comunista Revolucionaria de Alain Krivine hasta las Listas Ciudadanas, con cuya fuerza no contaba. Los socialistas ven también cómo Los Verdes se convierten en el segundo socio de la alianza, mientras se hunde el partido comunista. Aunque éstas han sido elecciones locales, en las que ha contado el factor proximidad como nunca antes en Francia, los resultados indican que el equilibrio de fuerzas en la izquierda está cambiando, y Jospin ha de sacar conclusiones respecto a la composición del Gobierno con el que concurrirá a las elecciones y del programa que ofrecerá, que se tiene que acercar más a las preocupaciones de los ciudadanos. Jospin prometió que, una vez superadas las municipales, iba a explicar su visión de la construcción europea. Ha llegado la hora de cumplir su promesa.

Los próximos meses pueden ser políticamente muy agitados en Francia, con el riesgo de trasladar esta tensión al conjunto de Europa. La cohabitación en el Ejecutivo entre los dos máximos rivales a la presidencia de la República no va a facilitar una voz francesa clara en la Unión Europea para afianzar el crecimiento económico cuando el de EE UU se frena bruscamente, o para hacer frente a la sucesivas crisis de la fiebre aftosa y las vacas locas. En año y medio, los cuatro grandes van a pasar por las urnas: en mayo lo harán Italia y muy probablemente el Reino Unido; Francia, en la primavera de 2002, y Alemania, en el otoño. Mientras tanto, será difícil que la UE tome grandes decisiones. Con las municipales francesas, la UE ha comenzado un nuevo ciclo electoral. Los resultados no sirven para definir un rumbo claro.

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