La patronal italiana apuesta por una victoria de Berlusconi en las elecciones generales de mayo
El electorado está más preocupado por el paro y la delincuencia que por la inmigración
La Confindustria (la patronal italiana) aplaude a Silvio Berlusconi. Su presidente, Antonio D'Amato, reconoce, tras la reunión anual de los empresarios italianos celebrada este fin de semana en Parma, que 'la derecha es más capaz de hacer las reformas'. Pese a los esfuerzos de la cúpula de la organización por aparentar neutralidad, todo indica que los empresarios, decididos a recuperar protagonismo tras cinco años de disciplina fiscal y austeridad económica, se inclinan por apoyar al centro-derecha en las elecciones de mayo. No todos, naturalmente. Las reticencias de los grandes industriales hacia Berlusconi se mantienen, pero son muchos los pequeños y medianos empresarios que sintonizan con su lenguaje y con su programa.
Problemas políticos de gran calado como el conflicto que representa para Berlusconi su posición de empresario televisivo, o la inquietud que provoca en Europa la presencia en la coalición que preside de la Liga Norte, que defiende posiciones casi xenófobas en el asunto de la inmigración, cuentan bien poco para la mayoría de los italianos, a juzgar por las últimas encuestas publicadas por el diario Il Corriere della Sera.
A la gente le preocupa sobre todo el desempleo y la delincuencia. Tampoco parecen importantes para uno de los colectivos clave del país: la patronal italiana, a juzgar por la acogida entusiasta que recibió Berlusconi en el congreso celebrado este fin de semana por la Confindustria, que reunió a más de 4.000 empresarios.
Los empresarios están decididos a tomar las riendas del país y han expresado con claridad sus prioridades: menos presión fiscal, mayor libertad de despido, punto final a los convenios colectivos nacionales, mejora de las infraestructuras, menor coste del trabajo. Todo lo necesario, supuestamente, para que Italia no se descuelgue de la locomotora europea, lo que exigirá redoblar los esfuerzos para pasar del 2,5% de crecimiento del PIB que se prevé para 2001 al 4%. Y Berlusconi se ha mostrado dispuesto a complacerles.
La tregua de la izquierda
Más cauto, Francesco Rutelli, que acudió a Parma un día antes, ha ofrecido una tregua fiscal de cinco años. El líder del centro-izquierda sabe que su fuerza está en otros sectores: los sindicatos, o, mejor dicho, el gran sindicato ex comunista, que, con sus cinco millones de afiliados, es la mayor fuerza organizada en ese país. Lo malo es que el sindicalismo no está en su mejor momento en Italia, y su influencia ha menguado en colectivos hasta ahora masivamente de sinistra como los profesores. Las últimas reformas en la escuela y el largo tira y afloja que ha precedido a los aumentos salariales han enfriado la antigua pasión de los maestros por El Olivo.
Tampoco la reforma universitaria que comenzará a aplicarse el curso próximo ha contribuido a mejorar la disposición del electorado juvenil hacia el centro-izquierda. Entre los jóvenes, el partido más votado es, según un análisis publicado el mes pasado por Il Corriere, el de la abstención. Hoy por hoy, son los jubilados la isla feliz en la que triunfa El Olivo con aplastante mayoría. No se trata de un sector insignificante, porque, según datos de 1999, en Italia hay más de 16 millones de jubilados.
El resultado electoral está aún en el aire, pero son muchos los indicios de que el nuevo patrón Berlusconi controla ya con su Gobierno en la sombra amplios espacios de poder político.
Será porque, como comenta irónico un analista, 'los italianos son los primeros en acudir en socorro del vencedor', pero lo cierto es que el clima político está cambiando. Dos días después de que la televisión pública, RAI, emitiera una entrevista al autor de un libro que pone en entredicho el origen de la fortuna de Berlusconi y retoma viejas sospechas sobre su posible implicación en los atentados que acabaron con las vidas de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borselino, la fiscalía de Caltanissetta (Sicilia) ha anunciado el archivo del caso.
Las protestas de Berlusconi han provocado además un terremoto en la RAI, de cuyo consejo de administración dimitieron este fin de semana los dos representantes del área conservadora, insatisfechos con la decisión de suspender una sola semana el programa en cuestión. Y aún no se han dejado sentir los últimos temblores.
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