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AMÉRICA LATINA

Las propuestas de López Murphy

Alejandro Rebossio

En abril, el sistema de convertibilidad argentino, por el cual un peso cotiza a un dólar, lo que evita estampidas cambiarias, cumple 10 años. Remedio contra la hiperinflación pero enfermedad para las exportaciones, la convertibilidad parece ponerse en juego ante las dudas de los mercados sobre el apoyo al recorte de 2.000 millones de dólares en el gasto público que propone el nuevo ministro, Ricardo López Murphy.

Conocido como el Chicago Boy por su posgrado en la escuela ultraliberal de negocios de esa ciudad estadounidense, o Bulldog, por el gesto enojado y su férreo temperamento, López Murphy juró el pasado día 5. Una semana después los rumores de su renuncia ya sonaban. El presidente, el radical (moderado) Fernando de la Rúa, los negó.

Las versiones sobre el alejamiento de López Murphy circularon después de que los diputados conocieran un adelanto del paquete de medidas anunciadas por el ministro. Entre las más discutidas figuran la reducción del presupuesto educativo; la eliminación de exenciones impositivas y subsidios regionales; una reforma de la Administración; la venta de algunos de los activos públicos que restan tras las privatizaciones y el ajuste en los sueldos de los políticos. A cambio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aceptaría un déficit fiscal en el primer trimestre superior en 700 millones de dólares al acordado cuando le concedió el rescate.

López Murphy llegó tras la dimisión de José Luis Machinea, un economista heterodoxo que contaba con el apoyo cada vez más tibio de la Alianza gubernamental entre el radicalismo y el socialdemócrata Frepaso. En los primeros 15 meses de De la Rúa, Machinea hizo lo imposible por ganarse a los mercados: aumentó los impuestos, redujo los salarios de los funcionarios y, ante la escasez de recursos tras más de dos años de recesión, consiguió en diciembre un crédito por 39.700 millones de dólares. El Gobierno empapeló la ciudad de Buenos Aires con carteles triunfalistas, pero la economía sigue estancada. Machinea dimitió.

La llegada de López Murphy alegró los mercados, pero la demora en proponer medidas generó incertidumbre, lo que elevó la tasa de riesgo país (diferencia entre los tipos de interés de los bonos argentinos y los norteamericanos) a 843 puntos básicos, más que cuando renunció el vicepresidente y líder del Frepaso, Carlos Chacho Álvarez.

Los mercados temen por la política. Ni Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, ni Álvarez han ofrecido su apoyo al ministro. Los radicales han aceptado a regañadientes las medidas, pero parte del Frepaso amenaza con retirarse de la Alianza. Los gobernadores tampoco alaban el recorte del gasto, la mitad del cual saldría de sus arcas.

El economista José Luis Espert advirtió de que, si el Congreso no apoya a López Murphy, 'Argentina entrará en cesación de pagos' de los intereses de la deuda externa (126.000 millones de dólares). 'Será difícil que escapemos de devaluar si vamos a la cesación de pagos', advirtió. Un reciente informe del Banco Río, del grupo BSCH, asegura que López Murphy profundizará la gestión de Machinea 'con una mayor dosis de convencimiento de los mercados'. 'El principal, y casi único, objetivo para 2001 será asegurar el cumplimiento de la meta de déficit'. El crecimiento deberá esperar en un país con el 15% de paro y cortes de carreteras por la falta de trabajo acentuados por la suspensión de la exportación de vacuno por la fiebre aftosa. En el Gobierno reconocen en privado que, si López Murphy fracasa, la alternativa sería Cavallo, que se ha acercado a De la Rúa.

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