Una oportunidad perdida
La enseñanza musical es noticia. El motivo, la creación de la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc), por parte de la Generalitat, en régimen de fundación privada con financiación pública, y la reacción negativa que ello ha generado en amplios sectores de la profesión, alumnos, padres de alumnos y sociedad en general.
La enseñanza pública de la música en Cataluña, a diferencia del resto de España, nunca ha contado con financiación estatal; ha dependido básicamente de ayuntamientos y diputaciones. Ante ello, el traspaso de competencias, realizado con normalidad en el resto de España, donde los catedráticos titulares impartirán el nuevo plan de estudios (LOGSE), se ha visto alterado traumáticamente en Cataluña por la decisión de la Generalitat de privatizar la enseñanza pública superior y crear una escuela en lugar de un conservatorio.
El concepto de conservatorio, más allá de otras consideraciones semánticas, implica profesorado con dedicación plena, posibilidad de admisión de la demanda real de alumnos y la obligatoriedad de impartir el espacio curricular reglado que exige la LOGSE. La excepcionalidad del nuevo modelo de escuela de música dependiente de una fundación privada representa, por el contrario, la contratación laboral del profesorado de acuerdo con una oferta restrictiva de plazas de alumnos y una flexibilidad curricular que permite ofrecer un mínimo currículo reglado y el no reglado.
El 17 de junio de 1999, el Parlament especificó que la Esmuc sería el único centro público que impartiría la enseñanza superior de música en Cataluña. Está claro que se pretende suprimir la carrera docente, entendida como función pública, en este nivel. La escasez de plazas ofertadas y la lentitud en la implantación total de la escuela preocupa a los alumnos, a quienes ha llegado tarde, mal e incompleta la información sobre el nuevo plan de estudios y cómo quedan los alumnos que cursan el actual que se debe extinguir.
La Administración ha perdido una oportunidad única de ofrecer un modelo en cuya confección hubieran debido estar presentes desde el principio todas las partes implicadas.
¿Cómo compaginar las funciones de sostener y activar el tejido cultural, la oferta ambiciosa y variada de especialidad y la inserción laboral? No, por supuesto, con una política restrictiva que reduce artificialmente y por razones financieras el número de alumnos que pueden acceder a titulación superior.
La discriminación negativa con que se han repartido las distintas especialidades se corresponde mal con la realidad de una base musical que es y se quiere cada vez más amplia. Con sus planteamientos, la Esmuc no podrá satisfacer estas demandas, por lo que debería plantearse la complementariedad de los modelos de conservatorio y escuela. Así se hace en Madrid, con la coexistencia de la Escuela Reina Sofía y el Conservatorio Superior de la Comunidad de Madrid, y en otros países europeos.
Carles Guinovart es catedrático del Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona y profesor de análisis musical de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid.
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