_
_
_
_
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿EEB o TTD?

Mucho se enfadó el público valenciano (parte abandonó el tendido antes de acabar la corrida) porque algo extraño les pasaba a los toros. ¿Encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o Timo taurino descarado (TTD)? Las opiniones sobre la vaina se dividían aunque se aunaban en culpar a la empresa por meter de matute semejante ruina cárnica; a la Diputación Provincial de Valencia, que es la propietaria del coso, por su sospechoso partidismo con esa empresa cuyo ideólogo es el torero valenciano Enrique Ponce y uno de sus socios su propio apoderado; y alpresidente de la corrida, porque veía a los toros caerse, deambular como si la acabaran de coger de anís, y no los devolvía al corral.

Guardiola / Zotoluco, Carrión, Moreno

Toros de Guardiola Fantoni, anovillados, sin trapío, escasos de cuerna, impresentables; los tres primeros, borregos e inválidos, y los tres últimos, como desnortados o drogados. Zotoluco: dos pinchazos y bajonazo (silencio); estocada (silencio). Manolo Carrión: estocada trasera y rueda de peones (petición y vuelta); pinchazo leve, se sienta el toro, otro pinchazo y se tumba por las buenas (silencio). José Luis Moreno: estocada (oreja); dos pinchazos, media estocada tendida y descabello (silencio). Plaza de Valencia, 13 de marzo. 4ª corrida fallera. Dos tercios de entrada.

La presunta estafa clamaba al cielo y, efectivamente, muchos espectadores, después del escándalo que se armó con la invalidez absoluta o quizá la monumental borrachera del sexto toro, al comprobar que el presidente, en una vergonzosa manifestación de incompetencia, permitía que continuase su lidia, se levantaron como un solo hombre y se marcharon diciendo adiós con la manita. Algunos se marcharon haciendo la peseta, pero fueron los menos.

Esta plaza de toros de Valencia la han convertido entre el PP, sus políticos, sus diputados y sus compañeros de viaje en la casa de tócame Roque, en el patio de Monipodio, en la finca del tío Picardías, aunque todo bajo un orden -no se vaya a creer- para lo cual han dispuesto sus órganos de control de manera que no controlen nada o se abstengan de controlar lo que no interesa que se controle. Y así, al mejor y más veterano miembro del equipo presidencial, Francisco Quintero, lo han sustituido y a los dos veterinarios de mayor solera, Gerardo Rojo y Gregorio Ortega, los han dejado en la calle.

En estas condiciones, pudieron pasar el reconocimiento los toros de Guardiola y lidiarse sin que ninguno fuera devuelto al corral, pese a que daban el tipo de los novillos, carecían de trapío, lucían unas cabecitas de juguete y se desplomaban. Y luego les cantaba su extraño temperamento, de tal forma que si continúa vigente el aserto bíblico según el cual por sus actos los conoceréis, por lo menos cuatro de ellos, drogadictos.

Menuda estafa de fiesta montaron. Ni la autoridad ni ninguno de los estamentos implicados es inocente: cuantos aceptaron la especie de novillada aquella, quienes la autorizaron haciendo dolosa dejación de sus responsabilidades y los que la torearon también. Hubo momentos en que el público protestaba las faenas, pedía que concluyera la mascarada y, sin embargo, los toreros seguían pegando pases, o intentándolos, por si colaba.

En tanto Zotoluco dio un curso de mediocridad supina, Manolo Carrión y José Luis Moreno llegaron al abuso. Es lo que suele ocurrir cuando se extralimita la condescendencia. A Manolo Carrión le aclamaron los pases simplemente aseados y hasta un poco insulsos de su reposada faena al inválido que hizo segundo, y le pidieron la oreja. A José Luis Moreno se la dieron tras un trasteo desigual, hecho de tandas templadas y otras sin ajuste, con desarme incluido, al toro atontado con aparente síndrome de drogadicción lidiado en tercer lugar. Y cuando uno y otro espadas entraron de nuevo en turno, lejos de tener un mínimo respeto al público y hacerle caso cortando las faenas según les pedían, siguieron reemprendiendo tandas, pegando pases, intercalando adornos, fingiendo temeridades, efectivamente por si colaba.

No coló, y hasta hicieron el ridículo con aquellos alardes frente a unos toros que rodaban por la arena. Al quinto, de Manolo Carrión, de repente le daba por sentarse, acudía un peón-grúa a levantarlo tirándole del rabo y cuando lo conseguía, Manolo Carrión se ponía laboral y pinturero. Tras un pinchazo leve, el toro se sentó, y tras otro se tumbó cuan largo era.

El sexto padecía aún peores males y José Luis Moreno adoptó las trazas de su compañero antecesor, con lo cual se le hermanó en el discutible sentido de la dignidad torera. Y fue entonces cuando parte del público se puso en pie y dijo ahí os quedáis, saludando con la manita, salvo unos cuantos que prefirieron hacer la peseta.

Finalmente se llevaron los toros a quemar, así que aquí paz y después gloria. Los taurinos han pedido que se quemen todos los toros en previsión de hipotéticas EEB (y no se haga el test priónico a ninguno, por si acaso) y el Ministro de Agricultura ha accedido.Claro que el ministro está casado con una Domecq Solís, copropietaria de la ganadería Jandilla, famosa por su blandura.

El ministro, la ganadera, el looby de los criadores de toros de lidia; la EEB escondida, por si acaso; el TTD acogido con total impunidad; el PP, que de eso se cuida; los diputados y su favoritismo con el torero; la autoridad que se hace la sueca; el presidente y los veterinarios expulsados por molestos; la plaza centenaria cargada de historia convertida en la finca del tío Picardias, en el patio de Monipodio, en la casa de tócame Roque. Con lo cual alguien se está forrando.Y la fiesta, sumida en la miseria.

Un peón intenta levantar al quinto toro, invlálido como toda la corrida, tirándole del rabo.
Un peón intenta levantar al quinto toro, invlálido como toda la corrida, tirándole del rabo.CARLES FRANCESC

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_