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Columna
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Previsión

Pues que bien, ya no habrá nada que temer desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección porque el CECOP, Centro de Coordinación Operativa, va a hacerse cargo de los dispositivos sanitarios y policiales uniéndolos en uno solo, a los que el Ayuntamiento presidido por Sánchez Monteseirín añadirá, de acuerdo con el Consejo General de Hermandades y Cofradías, un importante número de vigilantes jurados. Eso sí: sin porras ni pistolas, solo mocetones.

¿Es que los muchos agentes del orden que todos los años andan por los recorridos de las cofradías, más en el centro, no son suficientes para garantizar la seguridad en esa semana? Porque hay muchos y muy bien preparados.

A lo mejor las 'labores puramente policiales' a las que se refiere el CECOP consisten en dotar a los municipales de varios talonarios suplementarios de multas y enviarles a sancionar tanto vehículo mal aparcado en la ciudad que ve en estas fechas multiplicado el parque automovilístico. Sin duda esta medida aliviará las débiles arcas municipales y de ahí se podrán sacar los fondos para pagar a los guardas privados o alguna que otra genial disposición.

Sea así o no, de lo que se trata es de que al Ayuntamiento, lo primero que se le ocurre en previsión de unos supuestos futuros actos alteradores del orden, como los que ocurrieron en la Madrugá del año pasado, es contratar a más personal represor por mucho que no vayan armados.

¿No se les podía haber pasado por la imaginación al alcalde y corporación municipal recurrir al espíritu cívico de los sevillanos? Porque ante el argumento de que hay mucho gamberro suelto, a bastantes ciudadanos se les ocurre que sólo hubo un incidente de este tipo en cuatrocientos años de Semana Santa y que es fácil intentar educar a la gente pidiendo colaboración, sensatez y resucitar entre los supuestos alborotadores el espíritu que estas fechas han tenido siempre: religiosidad un poco particular, devoción a las advocaciones preferidas de cada cual y un cierto jolgorio tan familiar que los forasteros son absorbidos rápidamente pasando a ser uno más en la celebración de estas fiestas.

La letra, señores del Centro de Coordinación Operativa, con sangre entra peor que con otras estrategias más gratas para todos, incluyendo algún que otro Bando que, bien redactado, podría conseguir efectos sorprendentes en el corazón y comportamiento sevillanos.

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Además, hay otro aspecto que conviene analizar: ¿qué va a ocurrir si los presuntos supuestos alborotadores se toman el asunto de los novatos vigilantes jurados como un reto, como un añadido a su juego de rol?, pues que se va a liar la parda; estos chicos jóvenes, ágiles como liebres y provistos de la moderna tecnología de los móviles pueden disfrutar cuando vean sumarse a los policías nacionales y locales a esos igualmente despistados e impotentes contratados.

Habrá que cruzar los dedos para que todo transcurra con calma, ya que si pasa algo, el próximo año estará la ciudad tomada por los GEOS o tendremos el Tireless en el Guadalquivir con los misiles apuntando al Centro.

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