Nicolás Redondo presenta al PSE como la garantía necesaria para que haya libertad en Euskadi

Nicolás Redondo marcó ayer diferencias con el PP en su presentación oficial como candidato socialista a la Lehendakaritza, arropado por la plana mayor de su partido, intelectuales y artistas. Y, frente a la dramática visión dada por el candidato del PP, Jaime Mayor, en su primer acto político como aspirante, Redondo dijo que no quería 'dramatizar ni exagerar' lo que está ocurriendo en el País Vasco.

El panorama que dibujó el candidato socialista no fue muy diferente al expuesto por Mayor: profesores y periodistas exiliados, empresarios chantajeados, concejales asesinados o, en su defecto, acompañados por escoltas...

Y aunque trazó una línea nítida entre los que matan y el PNV, endosó una responsabilidad política al partido que dirige Xabier Arzalluz por haber 'hecho creibles y legítimos los objetivos de ETA'. Intentó desmontar uno por uno los 'tópicos y falacias' que defiende los nacionalistas en estos momentos. Frente al diálogo sin límites, apeló al diálogo entre los partidos democráticos porque 'no es posible' hablar con los que 'justifican el asesinato'. A los que defienden la autodeterminación, les dijo que los vascos se han autodeterminado con la aprobación de la Constitución y el Estatuto. Y frente al discurso del miedo, de 'que viene el franquismo', el candidato socialista repitió que 'no hay distingos entre derecha e izquierda cuando hay que defender la libertad'.

Redondo rechazó esa máxima que ha funcionado durante todos estos años, incluso dentro de su propio partido, de que 'sin el PNV no hay solución' a la violencia. 'Lo que está comprobado es que con el PNV no la ha habido, y no es verdad que el PNV en la oposición es un problema añadido', añadió. Redondo recriminó al PNV por no haber renunciado a nada para conseguir una convivencia democrática y por tener el mismo discurso que en 1975, aunque 'ahora algo más radical'. Y trasladó a José Luis Rodríguez Zapatero, a Manuel Chaves y al resto de líderes asistentes al acto que el PNV ya no es el 'partido privilegiado' que fue con UCD, con el PSOE y con el primer Gobierno del PP. Por eso abogó por un Gobierno constitucional, estatutario, dialogante, pero firme contra ETA, un Ejecutivo 'que casa mal con los que firmaron Estella'.