Salud peripatética
Enfermeros malagueños sacan a pasear a sus pacientes para inculcarles hábitos saludables y prevenir dolencias
Aristóteles solía enseñar a sus discípulos mientras paseaba. Aquellos alumnos pasaron a la Historia como los peripatéricos. Quizás el objetivo del pensador griego fuera simplemente hacer las clases más amenas. A saber... Enfermeros malagueños usan un método similar, aunque no para impartir sesudas clases de filosofía sino para inculcar hábitos saludables e incentivar a sus pacientes a hacer ejercicio.
De momento, la experiencia ha seducido a una docena de mujeres que, guiadas por Pedro Román, María Luisa García y Mariola Guarino, salen a caminar durante una hora tres veces por semana. Los objetivos son muy concretos: bajar de peso, quemar azúcar, reducir la tensión, controlar el colesterol o, sencillamente, levantar el ánimo a los pacientes. Algunos hombres se han interasado por la iniciativa, pero tanta presencia femenina les ha inhibido.
La idea de los sanitarios tiene fundamento científico. Los médicos dicen que andar al menos 30 minutos diarios previene o retrasa la aparición de muchas enfermedades. Así que cuando Pedro se enteró de que un grupo de colegas de Estepona organizaba paseos para animar a sus pacientes a asumir el saludable rito de las caminatas, no dudó en copiar la experiencia.
Desde hace cuatro meses la cita es sagrada. Lunes, miércoles y viernes, a las 10.30, junto al centro de salud de La Luz, al que pertenecen los tres trabajadores. Para estar a buen recaudo, Victoria Calzado, de 72 años, se aferra al brazo de Mariola antes de iniciar el paseo. 'Esta es la mejor medicina para mi cuerpo', reconoce. Enferma de diabetes y de corazón, ha encontrado en el programa impulsado por los enfermeros un aliciente para no quedarse en casa.
Victoria forma parte del grupo de las rezagadas. Las que pueden seguir un ritmo más acelerado van por delante porque se trata de poner el cuerpo a trabajar. Exigirle un poco, aunque sin correr. La marcha lenta sólo está permitida para los pacientes que por razones patológicas no deben hacer esfuerzos.
Pedro aclara que la finalidad del programa no es crear grupos de 200 enfermos: 'Queremos hacerlos autónomos, incorporarles el hábito de caminar, pero que después, poco a poco, se vayan independizando'. La idea incluso va mucho más allá y tiene ciertas pretensiones de investigación. Mensualmente, los enfermeros miden el peso, la tensión, la glucosa y otras variables. Así, a medida que avance el programa Vamos de paseo, podrán comparar los efectos de las caminatas en la salud.
Además de ser una herramienta útil para la detección de algunas patologías, como la diabetes o la hipertensión, la iniciativa actúa como terapia de grupo. De hecho, los profesionales han detectado que las charlas que entablan durante las caminatas, la compañía y el haber hecho amigos, ha atenuado los casos de ansiedad y depresión.
Para no quedarse en la mera conjetura, los enfermeros han distribuido un cuestionario que permitirá hacer una evaluación psicológica de los pacientes. Para ello, han contado con el apoyo de Isabel Morales, doctora en psiquiatría, que asegura que al menos el 30% de las consultas de atención primaria son 'trastornos psicopatológicos enmascarados con somatizaciones'.
A fin de no aburrir al personal, los enfermeros varían cada día el recorrido y los consejos de salud. Unos días hablan del calzado, otros de la dieta y otros se limitan a escuchar las penas o alegrías de sus peripatéticos. Seguramente, los enfermos prefieren que estén pendientes de su salud y su ánimo a que le den monsergas aristotélicas.
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