Literatura oral, testimonio y crónica
'Elena Poniatowska está muy vinculada con nuestras vidas en México', afirmó ayer el escritor mexicano Gonzalo Celorio, miembro del jurado que concedió el IV Premio Alfaguara de Novela. Celorio habló de la vida y de la obra de la escritora y periodista, y mostró su voluntad de dar testimonio de su tiempo y de su país. Poniatowska está considerada como una de las conciencias críticas de México.
Valoró el carácter oral y periodístico de algunos de sus libros; por ejemplo, del probablemente más conocido de Poniatowska, La noche de Tlatelolco (1970), escrito para dar testimonio de la terrible matanza estudiantil de 1968 en la plaza de las Tres Culturas, en México DF. Hasta Las mil y una. La herida de Paulina (2000), donde denuncia la doble violación de una niña.
Celorio hizo hincapié en otra novela de la escritora, Hasta no verte, Jesús mío (1969), de la que se han hecho más de 50 ediciones, y que tiene también un fuerte contenido oral. En ella narra la vida de Jesusa Palancares, a través de la recopilación de conversaciones entre la autora y la protagonista, una mujer que nació en Oaxaca y que participó en la revolución mexicana. O en Fuerte es el silencio (1980), una crónica en la 'que da voz a los que no tienen voz'.
Sólo seis de los 34 libros de Poniatowska han sido publicados en España, en Grijalbo, en Alianza, y los dos más recientes, en Lumen: Octavio Paz: las palabras del árbol (1998) y Paseo de la Reforma (1999).
Un torbellino
La piel del cielo, con la que Elena Poniatowska obtuvo ayer el Premio Alfaguara, es 'un torbellino de sucesos que desde la primera línea sumergen al lector en la misma pregunta que se hace el protagonista, Lorenzo Tena: 'Mamá, ¿allá atrás se acaba el mundo?', según el jurado.
A Lorenzo Tena, nacido en la década de los veinte, hijo de madre soltera y de un señorito, su brillantez le permite trabar amistad con los hijos de la clase más acomodada, pero su origen humilde y su carácter inconformista le apartarán del destino que se abre ante él como dirigente del país. Su pasión es la astronomía, y la novela recorre su frustrante carrera como observador del cielo. Sin embargo, es la tierra, con la sugerencia de su olor y de su aventura, la que le da el contrapunto a la obsesión de mirar más allá de las estrellas. Lorenzo mantendrá una lucha feroz contra 'la pobreza de medios, la burocracia y la injusticia social del México de los años cuarenta y cincuenta'. Encontrará con el amor el gran desafío de su vida.
Celorio expresó su convicción de que el premio a esta novela contribuirá a dar 'una mayor dimensión a la obra de Poniatowska'.
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