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Crónica
Texto informativo con interpretación

De Gerión a la Dama de Baza

El escritor Romero Esteo sostiene que el origen de Europa arranca en la Andalucía pretartesia

Como una exploración personal, 'demasiado personal', aderezada con mucho humor ('una cortina de humor para quitarle hierro a este atrevimiento') califica el escritor Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930) su último ensayo, Orígenes de Europa y coros de tinieblas, publicado por la editorial Sarría en colaboración con la Consejería de Cultura. La obra es el resultado de muchos años de investigación en los orígenes de Europa, en la protohistoria -periodo comprendido entre la Prehistoria y la Historia- del Mediterráneo, especialmente de la península Ibérica. Romero Esteo propone una hipótesis peculiar para este oscuro periodo: que el origen de la civilización europea no está en el oriente mediterráneo, sino en el occidente mediterráneo, en un espacio que tiene su epicentro en el estrecho de Gibraltar y comprendería Marruecos, la península Ibérica, la Bretaña francesa y las islas británicas.

'Tradicionalmente se ha dicho que el origen de Europa está en el oriente, en el oriente mediterráneo en general y en el oriente mediterráneo-asiático en particular. Pues no. Es un callejón sin salida. Explicar la protohistoria de la península Ibérica desde el Mediterráneo oriental se está desmoronando', asegura el escritor, ahora jubilado, a quien la asignatura de Historia Social de la Literatura que impartía en la Universidad de Málaga, donde reside, le llevó a interesarse por este periodo de la historia en la Península, especialmente por los tartesios y los iberos.

Otra obra suya, Tartessos, que describe como un poema épico de la protohistoria de Andalucía, recibió en 1985 el Premio Europa que concede el Consejo europeo. Es decir, que ni los griegos, ni los fenicios, ni la civilización minoica, ni los sumerios, ni los babilonios ni los hebreos pueden explicar el origen de la cultura europea.

'Europa nació en occidente, el origen de la civilización megalítica, 5.000 años antes de Cristo, está aquí, en esa zona que he dicho, y su final está donde se decía que había nacido, en Siria', dice el escritor, más conocido como dramaturgo, pese a que nunca se ha sentido 'muy dramaturgo, y sí más poeta y narrador'. El autor se ha documentado con una bibliografía 'académica, pero olvidada, que no está en la corriente central formativa'. 'Lo he escrito con modestia, porque a mi edad no puedo ir de guaperas, pero esto supone un gran cambiazo. Los auténticos orígenes de Europa están aquí, no allí', reitera.

Y especifica que la formación de Europa (Iberopa o Eberopa en lengua ibérica, que significa madre ibera, que derivaría en Everopa y finalmente en Eueropa) remite a la Andalucía pretartesia, a los años 2500-2000 antes de Cristo.

Romero Esteo aventura una teoría según la cual la diosa Europa que adoraban los carios (habitantes de la antigua Caria, 'en el entorno turco-asiático, alrededor de Rodas') sería la Dama de Baza. 'De la diosa Europa no ha quedado ninguna escultura. Los carios, navieros que construían barcos para los minoicos tenían una diosa, Afrodita, vestida, maternal. Ambas, Europa y Afrodita, eran dos advocaciones de la misma diosa', sostiene el autor, que se inclina a imaginar que podría ser la escultura ibérica hallada en Baza, 'una gran diosa maternal'.

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'Los carios, los minoicos, los griegos, no sabemos de dónde vienen', continúa, 'pero parecen remitir al extremo occidental mediterráneo', añade, y para su argumento recurre al origen de la Edad de Bronce. 'La gran bomba atómica de la protohistoria mediterránea es el bronce, cuyo origen está en la península Ibérica', indica, y habla de la ruta del estaño, imprescindible para producir bronce desde las islas británicas y las costas bretonas y gallegas hasta Huelva.

'No he hecho más que vampirear de un montón de libros. Son opiniones personales con fundamento', concluye Romero Esteo, para quien este ensayo puede leerse 'como una serie de preguntas'. En su opinión, es preciso un cambio de mentalidad cuando los modelos tradicionales no sirven. 'La escritura tartesia e ibera sigue sin descifrar y es, más o menos, el alfabeto latino que utilizamos. Cuando hay un callejón sin salida, hay que cambiar los referentes'.

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