El vicepresidente Cheney, operado por una nueva crisis cardiaca

Cheney, de 60 años de edad, fue hospitalizado a finales del pasado noviembre, en plena crisis de los recuentos electorales de Florida y fue operado para resolver el problema de una arteria bloqueada al 99%, aunque de inmediato se reincorporó a su trabajo. Aquella fue su cuarta crisis cardiaca desde que cumplió los 37 años.

En el esquema de trabajo en equipo de Bush, Cheney cumple la misión de una especie de primer ministro. Si Bush da las orientaciones generales, toma las decisiones finales y se encarga de las relaciones públicas, Cheney es el que lleva el día a día de la coordinación de los distintos ministerios y departamentos gubernamentales. Su agenda laboral es más apretada que la del presidente, que se toma su tiempo para hacer gimnasia, correr, pasear a sus perros, dormir siestas o pasar fines de semana campestres en Camp David o su rancho tejano.

Según un portavoz del hospital de la Universidad George Washington, Cheney había sufrido "dos breves y moderados episodios de malestar en el pecho". Los doctores que le atendían reconocieron que el nivel de riesgo del vicepresidente es mucho más elevado que el de una persona de su edad, a causa de su historial de problemas cardíacos. Últimamente, Cheney estaba tomando medicinas que le han reducido notablemente el nivel de colesterol y su presión era buena. Y cuando era preguntado sobre su estado de salud, respondía saltando arriba y abajo y moviendo sus brazos. "Creo que voy a aguantar varios años más", decía.