Una avalancha de peregrinos causa 35 muertos en La Meca
La tragedia se produjo cuando dos millones de fieles participaban en una ceremonia contra el diablo
Al menos 35 peregrinos musulmanes murieron ayer al producirse una avalancha humana en Mena, a unos cinco kilómetros de La Meca, en plena peregrinación de la Fiesta del Cordero o del Sacrificio, según informó el jefe de la Defensa Civil de Arabia Saudí, el general de Brigada Saad Ben Abdalá al Tuwaijer. En ese momento de la Pascua islámica, cerca de dos millones de personas participaban en el rito de la lapidación de Satanás, la penúltima de las ceremonias que marcan la peregrinación a La Meca, uno de los cinco pilares del islam.
La televisión saudí informó de que entre los fallecidos hay 23 mujeres y 12 hombres de diversas nacionalidades, mientras que a los diferentes hospitales de La Meca ha llegado un número indeterminado de heridos, ninguno de ellos grave.
'Como resultado de las aglomeraciones registradas en el punto del apedreamiento, varios peregrinos, en su mayoría de edad avanzada, cayeron a tierra y murieron aplastados', explicó el jefe de la Defensa Civil saudí. El siniestro se produjo a las 8.12 (las 6.12, hora peninsular española), cuando los peregrinos se encontraban frente a una de las tres estelas o columnas que simbolizan al diablo, explicaron fuentes de la Defensa Civil saudí. La lapidación del diablo, a quien los creyentes deben lanzar 21 piedras para mostrar su renuncia al pecado, es el penúltimo rito que el peregrino debe cumplir antes de completar su viaje a La Meca.
La tragedia coincide con un día de fiesta en todo el mundo islámico, donde se ha celebrado la festividad del Aid el Adha, o del sacrificio, una de las más importantes del calendario musulmán. Tanto en El Cairo como en Damasco, Beirut, Teherán y el resto de las grandes ciudades musulmanas, millones de corderos han sido sacrificados en recuerdo de Abraham, a quien Dios envió un cordero para que no matara a su hijo mayor, y en honor de los peregrinos que han logrado un lugar en el Paraíso de Alá.
El accidente registrado ayer es el primero de consideración que se registra en La Meca desde que en 1998 las autoridades saudíes incrementaron las medidas de seguridad tras una avalancha similar, en la que murieron 118 personas y 180 resultaron heridas.
Las peores tragedias se registraron en 1997, cuando 343 peregrinos perdieron la vida al declararse un incendio que afectó a 70 de las tiendas de campaña instaladas en los alrededores de La Meca para hospedar a los viajeros; en 1987, cuando 402 peregrinos iraníes murieron durante los disturbios que siguieron a una manifestación, y en 1990, cuando un total de 1.426 personas murieron asfixiadas en un túnel.
Las autoridades saudíes han invertido este año, sólo en medidas de seguridad, más de 180 millones de dólares (más de 9.700 millones de pesetas). De esta cifra, alrededor de 54 millones de dólares se invirtieron en un proyecto de instalación de peregrinos en tiendas de campaña a prueba de incendios. En el campamento de Mena, a las afueras de La Meca, fueron instaladas 40.000 nuevas tiendas de campaña fabricadas con material de fibra de vidrio y revestidas con teflón para evitar incendios.
Por otro lado, la irrupción de la encefalopatía espongiforme bovina y de la fiebre aftosa en diversos países europeos ha afectado este año a la celebración de la Pascua musulmana, a raíz de la prohibición de importar ganado de las regiones afectadas, así como un gran aumento de precios de los animales en los países islámicos.
La peregrinación a La Meca, o hach, termina oficialmente hoy, martes, cuando millones de peregrinos circundan siete veces la Kaaba, una construcción cúbica donde se guarda la piedra negra, un trozo de paraíso caído a la Tierra, según la creencia de los musulmanes.
El Aid (la Pascua) comienza cuando despunta el sol y la ciudad resuena con las llamadas de 'Alá es grande', de los almuédanos desde las mezquitas, repletas de fieles que se abrazan entre sí, una vez finalizada la oración.
En la capital egipcia, cientos de miles de fieles abarrotaron en oración las populares mezquitas de Mustafa Mahmud, Al Husein y Sayeda Zeinab, y después las calles se tiñeron con la sangre de los corderos, la mayor parte de cuya carne se reparte entre los pobres. Sólo en El Cairo, con una población cercana a los 17 millones de personas, se calcula que son degollados más de un millón de animales.
En Damasco, la mezquita de los Omeyas, uno de los principales monumentos islámicos, también fue abarrotada por decenas de miles de fieles, lo mismo que la de Kasem, en Bagdad.
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