Los 'novísimos' se reúnen 30 años después de la famosa antología
La selección de poemas hecha por Castellet se reedita por primera vez
Estaban Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión, José Maria Álvarez, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero y Ana María Moix. Sólo faltó el benjamín del grupo, Leopoldo María Panero.
No deja de ser curioso que los famosos nueve novísimos no se hubieran reunido nunca. Cuando publicaron el libro, en 1970, su nombre circuló de boca en boca por toda España, pero no se molestaron en hacerse una foto de grupo. Ayer, con la excusa de la reedición del libro, la foto fue posible, así como también un encuentro cara a cara para recordar viejas anécdotas y repasar y comparar trayectorias.
Castellet, ideólogo y antólogo de los nueve novísimos, insistió en que la antología ya no le 'pertenece, sino que pertenece a los poetas'. Echando la vista atrás, recordó la complicidad de Pere Gimferrer y de Carlos Barral en la preparación de este libro y resumió: 'Fue una aventura que resultó divertida y más fecunda de lo que imaginé entonces'. Gimferrer quiso deshacer la leyenda, 'no sé si blanca o negra', de que él era tan responsable de la antología como Castellet. 'No es mi antología', insistió, y comentó que él habría añadido algún nombre más'.
Reivindicación
Martínez Sarrión recurrió a un símil taurino para recordar que a 'los toros hay que dejarles espacio para hacer una buena faena, del mismo modo que han tenido que pasar 30 años para que se valore la antología'. El siguiente en intervenir fue Vázquez Montalbán, quien subrayó que el libro ahora recuperado 'no fue preparado como una antología, sino como testimonio de la poesía que entonces se practicaba en España y como reivindicación de la vuelta a la literatura'.
Ana María Moix insistió en el carácter 'provocador' del libro y recordó que, en una lectura previa que hicieron en Barcelona, asistió José Luis Aranguren. 'Castellet me llamó y me dijo que me pusiera faldas', contó. 'Yo le obedecí, pero no sé por qué, ya que acabamos borrachos en Boccaccio, como todas las noches'.
Félix de Azúa encontró sorprendente que todos los antologados estén todavía vivos, 'sobre todo en una generación sesentayochesca en la que ha habido muchas bajas'. 'Esto demuestra', añadió, 'que dedicarse a la literatura es claramente conservador'. José María Álvarez reconoció a Castellet el mérito de haber hecho la selección y la apuesta. 'Quizá tuvo un éxito excesivo', bromeó, 'ya que muchos críticos ven ahora influencias del libro donde no las hay, pero estuvo bien'. Molina Foix afirmó que, 'más que una antología, el libro fue el último manifiesto de la literatura española. Carnero calificó la 'leyenda negra' a la que había hecho referencia Gimferrer de 'insultante para Castellet y para todos nosotros', ya que los novísimos nunca fueron 'una maniobra de autopromoción', sino que surgieron de 'la autocrítica del grupo de Barcelona'.
Babelia
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