Dos terremotos sacuden el noroeste de EE UU y Centroamérica
Los terremotos, que mantienen en la angustia a la población centroamericana, no solo volvieron a sacudir ayer a esta región, sino que viajaron al norte para hacer lo propio con el noroeste de EE UU, especialmente con el Estado de Washington, y con parte de Canadá. Al menos 30 personas resultaron heridas en Seattle, la ciudad más afectada, según las autoridades de emergencia de la zona. El terremoto llegó a 6,8 grados en la escala de Richter y duró 20 segundos; es el más fuerte que sufre la zona en medio siglo. El terremoto abarcó una amplia franja que incluyó a la ciudad de Portland (Oregón) y a Vancouver, en la provincia canadiense de Columbia Británica.
Temblaron también la tierra y los habitantes de El Salvador, sacudidos por un seísmo que rondó los 6 grados en dicha escala y que fue percibido intensamente en Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Guatemala; en este último país los sismógrafos registraron 5,1 grados de intensidad en la sacudida. Según los primeros datos, no hay víctimas, aunque el temblor volvió a extender el pánico especialmente en El Salvador, país castigado por dos catastróficos seísmos en sólo un mes, y por cientos de réplicas de insistencia cotidiana.
El Centro Geológico de Golden (Colorado) y expertos de Seattle informaron de que la magnitud del seísmo de EE UU es capaz de ocasionar una amplia destrucción, pero este temblor no causó víctimas mortales y solo una serie de daños materiales. Un portavoz de las unidades de emergencia de Seattle indicó que hubo daños en muchos edificios y viviendas, incendios y cortes del fluido eléctrico en varias zonas. El epicentro ha sido localizado a unos 45 kilómetros al sur de la ciudad.
Daños materiales
Las cadenas locales de televisión mostraron paredes dañadas como consecuencia del seísmo, así como cristales rotos y objetos que cayeron de los estantes de los comercios. Miles de personas fueron evacuadas de los edificios de oficinas y apartamentos, mientras que numerosos habitantes de la ciudad se refugiaron en parques y otros lugares al aire libre.
Este terremoto se produjo poco después de que el presidente estadounidense, George Bush, pidiera al Congreso la eliminación del programa de autoprotección de las comunidades contra los efectos de los desastres naturales porque, opinó Bush, 'no ha probado su eficacia'.
Por su parte, el presidente de El Salvador, Francisco Flores, viajó precisamente ayer a Estados Unidos para entrevistarse con Bush y otras autoridades en busca de ayuda para la reconstrucción de su país. Los terremotos del 13 de enero y el 13 de febrero dejaron 1.159 muertos, unos 8.000 heridos y millón y medio de damnificados, según las Naciones Unidas que, a través de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), estableció ayer las pérdidas en 1.650 millones de dólares (unos 300.000 millones de pesetas).
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