En igualdad de condiciones
Todos los candidatos a la sucesión de Aznar están lejos de La Moncloa
El nombramiento de Mariano Rajoy como ministro del Interior no tiene interpretación en clave de la sucesión del presidente José María Aznar, según se analiza dentro de su propio partido. Ni tan siquiera tiene significado en clave de reparto interno de poder, porque Rajoy ya era una personalidad relevante dentro del PP en función de su estrecha proximidad a Aznar y de su trabajo como artífice de la campaña electoral que llevó al PP a la mayoría absoluta. Su condición de ministro del Interior no va a añadir nada en este sentido, sino a restarle tiempo para mantener su actual presencia, cotidiana y habitual, al lado del presidente.
De hecho, el nombramiento supone casi la salida física de Mariano Rajoy de La Moncloa porque aunque mantenga su despacho de vicepresidente primero es seguro que va a estar más ocupado que antes con sus nuevas tareas. Como recordó ayer, probablemente sin intención, el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, el nombramiento le va a suponer a Rajoy 'un esfuerzo'. 'El de Interior', explicó, 'es un ministerio que demanda sacrificios personales de gran intensidad'.
Lo cierto es que Aznar estará esta temporada más solitario aún de lo que ya es habitual en él. El presidente va a estar rodeado exclusivamente por algunos amigos sin voluntad de delfinato, como Juan José Lucas, nuevo ministro de la Presidencia, o Javier Zarzalejos, secretario general de La Moncloa; un ministro portavoz como Pío Cabanillas, que no tiene ningún papel en el partido y que es objeto de frecuentes críticas por parte de cargos populares, y por el equipo de jóvenes sherpas que creó él mismo en la fundación FAES. En conjunto, un grupo de personas a su alrededor que tienen un perfil bajo o que están dispuestas a mantenerlo.
'Aznar es respetuoso con su compromiso de no marcar favoritos en la pelea por su sucesión. Todos los posibles candidatos están ahora alejados físicamente de La Moncloa y todos tienen un trabajo importante y serio que hacer, un trabajo que ocupa tiempo y exige gran dedicación', explica un alto dirigente del PP. Tanto Rato, como Javier Arenas, Eduardo Zaplana, el propio Mayor Oreja y ahora Rajoy, están, desde ese punto de vista, en 'igualdad de condiciones'. 'La inmensa mayoría de los cargos del partido estamos convencidos que el presidente del Gobierno no mostrará sus preferencias hasta prácticamente el minuto final'.
El partido cree que lo importante ahora, donde José María Aznar piensa que se la juega, es el País Vasco. 'El nombramiento de Rajoy como sucesor de Mayor Oreja se debe interpretar en clave de pura eficacia política', asegura este miembro de la ejecutiva del PP. De entre los candidatos posibles, Mariano Rajoy era el que contaba ya con una mayor información sobre los temas del departamento, en general, y de la lucha antiterrorista, en particular. 'Representa una línea de continuidad y la garantía de un trato fluido con Mayor Oreja'.
Nadie duda entre los populares que en el caso de que Mayor Oreja logre ser lehendakari, el centro de decisiones sobre la lucha antiterrorista oscilará muy a menudo entre Madrid y Vitoria. Por eso era imprescindible un ministro del Interior capaz de mantener por encima de todo en Madrid una buena capacidad de coordinación. Rajoy y Mayor Oreja tienen muchas más posibilidades de funcionar en tándem que, por ejemplo, Mayor Oreja y Javier Zarzalejos, que es un especialista en temas vascos y que elabora sus propios análisis. Rajoy comparte, por el contrario, la mayoría de los análisis de Mayor Oreja y ayer era palpable que su nombramiento había sido acogido con satisfacción por el candidato a la presidencia del Gobierno vasco.Aunque es evidente que la política antiterrorista es, y será, sin duda, la piedra clave del ministerio del Interior, Rajoy heredará de Mayor Oreja otro dossier que ha cobrado gran fuerza y complicación según pasaban los últimos meses: la política de extranjería e inmigración. Es público que Jaime Mayor Oreja no se consideraba un especialista en el tema de inmigración y que apadrinó una ley que se negó a consensuar con el Partido Socialista y que ahora puede ser recurrida ante el Constitucional.
Precisamente el día antes de abandonar el ministerio, Mayor aceptó la oferta del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, para abrir una nueva negociación. Ahora será el nuevo ministro de Interior quien tenga que continuar el diálogo. Probablemente resulte una ventaja que Rajoy sea uno de los pocos políticos populares que conoce bien a Zapatero. Un pequeño grupo de periodistas fue testigo de su reacción cuando el casi desconocido diputado socialista fue elegido secretario general: 'Vaya por Dios, es el mejor candidato que podían haber encontrado' .
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