Veinticinco años sin tierra
La República Árabe Saharaui cumple un cuarto de siglo con perspectivas pesimistas para su futuro
La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) vive uno de los momentos más inciertos de sus 25 años de historia. Tras los fracasados intentos de Naciones Unidas por convocar un referéndum sobre el futuro del Sáhara Occidental, sus dirigentes pueden verse pronto obligados a elegir entre la reanudación de la guerra contra Marruecos -interrumpida de mutuo acuerdo en 1991- o la aceptación de una autonomía limitada para el territorio, como parece defender ahora el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El pueblo saharahui 'está harto de la dejadez e incapacidad' de la ONU para convocar un referéndum libre, asegura Brahim Gali, representante del Frente Polisario en España. Los jóvenes saharauis que trabajan en Mauritania, España y Argelia se están incorporando a sus unidades y se preparan para reanudar 'de un momento a otro las hostilidades contra el Ejército de Marruecos', asegura. 'Espero, pero lo dudo, que se pueda aún evitar la guerra que creo que es inminente'.
El Frente Polisario, único partido de la RASD, rechaza la llamada tercera vía, insiste en que el plebiscito es la única solución aceptable y amenaza con tomar de nuevo las armas si no se celebra la consulta. Los campos cercanos a la guarnición argelina de Tinduf, donde viven unos 150.000 refugiados saharauis, se preparaban ayer para la celebración del cumpleaños de la RASD. Por la mañana se celebró un maratón en el desierto con unos 300 participantes. El presidente de este Estado sin territorio, Mohamed Abdelaziz, pronunciará hoy un discurso al que asistirán entre 400 y 500 invitados internacionales. La representación oficial española está compuesta por el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa; el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti; el coordinador de IU, Gaspar Llamazares; la diputada del PSOE Leire Pajín; varios diputados autonómicos del PP y una delegación de todos los partidos del Parlamento catalán.
El Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro proclamó el nacimiento de la RASD el 27 de febrero de 1976, después de que España abandonase apresuradamente su última colonia africana y Marruecos se anexionara por la fuerza un territorio rico en fosfatos y con un importante banco pesquero frente a sus costas. La anexión desencadenó el exilio masivo de la población hacia el interior del desierto. Un cuarto de siglo después, unos 150.000 saharauis viven como refugiados en tiendas de campaña instaladas en un pedregal situado a cientos de kilómetros de sus lugares de origen. La ayuda humanitaria internacional, el apoyo de Argelia y una férrea organización les ha permitido sobrevivir.
Durante 15 años, el Frente Polisario destinó buena parte de sus recursos a librar una guerra desigual contra Marruecos, cuyo Ejército pagó un alto coste en vidas durante el conflicto. Las armas callaron en septiembre de 1991, cuando ambas partes firmaron un alto el fuego que ahora parece más frágil que nunca. La ONU envió entonces a la zona una fuerza de interposición y se comprometió a organizar al año siguiente un referéndum para que los saharauis pudieran elegir entre la independencia y la soberanía marroquí. Retrasado una y otra vez, el plebiscito no ha llegado a celebrarse debido a las diferencias entre Marruecos y el Frente Polisario en torno al censo electoral. El Polisario sostiene que Marruecos intenta engordar el censo con colonos enviados para repoblar el territorio en disputa, mientras que Rabat argumenta que en los campos se alojan miles de nómadas que no son refugiados saharauis. El Sáhara occidental tenía sólo 75.000 habitantes cuando España abandonó la colonia y ahora 250.000. La ONU parece inclinarse actualmente por la opción de que Marruecos presente al Polisario una oferta de 'devolución de autoridad gubernamental', una autonomía limitada que permita a los refugiados volver a vivir en el Sáhara occidental bajo soberanía marroquí. Ayer, en Tinduf, los saharauis seguían esperando.
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