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Marcos recorre México al grito de '¡Zapata vive!'

El 'subcomandante' Marcos y sus hombres avanzan hacia la capital de México entre los aplausos indígenas

Juan Jesús Aznárez

La caravana zapatista circula a velocidad de crucero por las carreteras del México sureño y pobre: 100 kilómetros por hora y ritmo sostenido contra la discriminación indígena y el neoliberalismo. El subcomandante Marcos atravesó ayer Oaxaca, secundado por miles de indios zapotecos y mestizos y criollos de la izquierda radical. Reclamó respeto a las lenguas vernáculas en Juchitán, una ciudad de 100.000 habitantes enclavada en el corazón de un Estado de 15 etnias, sobresaliente por sus mujeres bravas y las históricas luchas contra el poder constituido.

'Fue de primaria, un cuento para niños', criticó un oaxaqueño blanco que siguió por la radio el discurso del insurrecto de Chiapas en una plaza municipal colmada. Su arribo al tórrido Juchitán fue saludado por los miles de vecinos agolpados en las calles que trataban de identificar entre las cortinillas de un moderno autobús de larga distancia al insurrecto del pasamontañas y la pipa. Las imágenes e invocaciones del líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la tribuna de la alcaldía no buscaron a los niños, sino al mundo indígena, y no fueron flamígeras, sino un cuento antiguo y extrapolable sobre el 'dios del dinero y los hombres del maíz '.

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Por primera vez desde la sublevación del 1 de enero de 1994, el guerrillero abandonó Chiapas y probablemente llegará al Congreso de la capital federal exhibiendo un capital político superior al deseado por el Gobierno del conservador Vicente Fox. Lejos de pasar inadvertida, la festiva expedición es aplaudida a su paso como un pelotón ciclista o como el buzón de correos de las afrentas elevadas por decenas de comunidades zapotecas, mixtecas o huaves que aseguran padecerlas desde hace siglos. Retratos del guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara, del revolucionario mexicano Emiliano Zapata y textos que decían 'Hasta la victoria siempre' o 'Viva el EZLN' decoraron la tribuna de oradores, en la que comparecieron los 24 jefes zapatistas con guirnaldas de flores colgando del cuello.

Un nutrido grupo de periodistas nacionales y extranjeros, activistas mexicanos, europeos, latinoamericanos o norteamericanos sigue el recorrido de la guerrilla a bordo de medio centenar de autobuses, camiones o camionetas. También lo hacen en la cola cuatro vehículos con policías federales, y dos helicópteros, en una vigilancia que adquiere modalidades diferentes de acuerdo al criterio de las autoridades estatales.

Nuevamente se publicaron amenazas. Una banda de sicarios local, que ha dicho que el autobús de Marcos 'es ya un portamortajas', habría recibido el encargo de asesinar al subcomandante a cambio de una importante suma de dinero, según se afirmó en una rueda de prensa.

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'No desistiremos en nuestro objetivo de llegar a la sede del poder legislativo federal para promover el derecho constitucional de la cultura y derechos indígenas', subrayó el comandante Germán. El Gobierno y sus servicios de espionaje trabajan para evitar que una eventual agresión convierta al subcomandante en mártir y desencadene reacciones imprevisibles. No obstante, nada anticipa la preparación de acciones destinadas a reventar una expedición cuya capacidad de movilización en este complejo país de 57 etnias, adversarias muchas del zapatismo, es significativa, aunque aún no apoteósica.

La noche del domingo, los simpatizantes del EZLN tomaron el centro de Juchitán, bailaron con el grupo Jarana y conocieron el tradicional mercado de mujeres zapotecas, donde se venden desde iguanas hasta las prendas típicas de la región. Algunos protestaron la ley seca decretada por el Ayuntamiento, controlado por el opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, y por el gobernador de Oaxaca, José Murat, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que perdió la presidencia de México el 2 de julio pasado.

Félix Cerdán, de 82 años, ex guerrillero, delegado del Congreso Nacional Indigenista (CNI), pidió la libre determinación de los pueblos indígenas. 'No queremos la balcanización de México. Con nuestra autonomía queremos construir una verdadera unidad nacional, no una unidad nacional fratricida, ni aquella que sólo existe en los discursos oficiales'. '¡Zapata vive, la lucha sigue!', gritó la concurrencia al mitin. Y al ser de Oaxaca, tierra de mujeres recias, la comandante Esther evocó las luchas femeninas y llamó a cerrar filas por los derechos del género.

De buena mañana, saludando su protagonista principal desde el autobús de la línea Rumbo al Sol, la marcha arrancó hacia Oaxaca, la capital del Estado. Allí el recibimiento fue más numeroso.

El <i>subcomandante</i> Marcos saluda a sus seguidores en Tuxtla Gutiérrez, en la primera parada de su marcha.
El subcomandante Marcos saluda a sus seguidores en Tuxtla Gutiérrez, en la primera parada de su marcha.EPA

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