La táctica política de unirse al enemigo

El Gobierno mexicano velará por la seguridad de la caravana porque, según reconoció Vicente Fox en una entrevista con forjadores de opinión, en su pacífico desarrollo 'pongo en juego mi presidencia y todo mi capital político'. No pocos desearían muerto a Marcos, y un diputado local del partido de Fox, el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), le retó a duelo después de llamarle 'maricón'. 'Que él ponga sus diez mejores hombres, y yo pondré a los míos', invitó Salomón Delgado, asilvestrado bravucón que regularmente porta pistola.

La marcha arrancó flanqueada por un reñido pugilato propagandístico entre Marcos y el presidente, ducho también en el manejo de la prensa. La noche del viernes, en un mensaje a la nación, el jefe del Gobierno reiteró la estrategia oficial: asumir como propios los objetivos zapatistas y enarbolar el mismo estandarte de justicia social y liberación del indio. 'Si la verdadera lucha es por los derechos y la reivindicación de nuestros indígenas, estamos en la misma lucha', dijo, dejando una puerta abierta a la duda. 'El 2 de julio pasado, México vivió un gran cambio, un cambio democrático. El tiempo del cambio es también el tiempo de la reconciliación. Por eso, hoy los mexicanos damos la bienvenida a la marcha zapatista, a la marcha por la paz'. La traducción maliciosa de las palabras presidenciales remitía a una recomendación antigua: 'Si no puedes con tu enemigo, alíate con él'.

Simpatizantes extranjeros seguirán la ruta diseñada por el subcomandante Marcos, identificado por el Gobierno en 1995 como el profesor universitario Sebastián Guillén, de 43 años. Cuando llegue el momento del desenmascaramiento, respondió el rebelde, el mundo comprobará que no es Guillén. No obstante, seguirá cubriéndose el rostro, precisó, hasta lograr el reconocimiento constitucional de los derechos indígenas.