Amaya Arzuaga revive el clasicismo de los ochenta en la pasarela de Londres
Alexander McQueen recibe el premio Diseñador Británico del Año
Tras el frenazo innovador en las pasarelas de Milán y Nueva York, la atención se centró en los últimos días en Londres, cita habitual de manifestaciones atrevidas y vanguardia de la moda callejera. Pero salvo los espectáculos artísticos del trío de enfants terribles, Alexander McQueen, Julien McDonald y Matthew Williamson, la pasarela de Londres tendió en esta ocasión hacia el clasicismo. Formas clásicas y los ya populares tejidos tecnológicos dominaron frente a la obsesión del pasado por exprimir la moda de las tribus urbanas.
'La moda atraviesa una fase de cambio y se aprecia cierta inseguridad en los diseñadores sobre el camino a seguir. Los que buscaban innovación en Londres regresarán con las manos vacías', señaló ayer Ian Campbell, de la agencia de ventas Palladio Associates. 'Ponible' fue, en definitiva, el adjetivo más recurrido por la crítica al describir las colecciones del medio centenar de creadores de moda, entre ellos Jasper Conran, Paul Smith, Nicole Farhi y la propia Amaya Arzuaga.
Con la modelo Jodie Kidd en cabeza de cartel y María Pineda entre el público, Arzuaga presentó un conjunto de prendas clásicas con un exquisito toque de sofisticación. 'Es la visión de los ochenta en el 2001', resumió la modista. Un glamour particular de la década del brillo y la purpurina fue el punto de partida en la décima colección que presenta en Londres. 'Warhol, su mundo y sus fiestas. He revisado cientos de libros y catálogos de exposiciones de esos años para crear mi propia interpretación de ese mundo', recordaba tras saludar con timidez al público de la carpa oficial, frente al Museo de Historia Natural.
La versión de Amaya Arzuaga de los ochenta se observa en mangas y pantalones voluminosos, faldas tubo que resaltan la silueta femenina y ruptura entre la parte inferior y superior del cuerpo. 'Me gusta romper la silueta', afirma. Además, sus vestidos rozan las rodillas y terminan en un reconfortante pliegue lateral. El punto, su seña de identidad, se combina con cuero en formas geométricas y la piel de cordero, conejo o cuero envejecido aportan esplendor a abrigos y cazadoras. Una selección de su colección de caballero se presentó en la pasarela por primera vez en años.
Días atrás, Desiree Mejer debutó en la Semana de la Moda con la marca Fake London que estableció en la capital británica hace ocho años. En su colección otoño-invierno, explora el folclore británico con estampados de la Union Jack, la bandera británica, la Cruz de San Jorge, el patrón de los ingleses, o reproducciones de bull-dogs, símbolo de hooligans y de la ultraderecha del país. Reincide en el cachemire, introduce piel sintética en los abrigos y tiende a la deconstrucción en unos jerseys con toques inspirados en Chanel. Entre sus modelos destacó Elizabeth Jagger, hija del cantante de los Rolling Stones y Jerry Hall.
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