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El Tribunal de La Haya condena a tres serbios por violaciones cometidas como parte de la limpieza étnica

La seguridad con la que entraron en la sala los tres acusados, enfundados en sendos trajes grises de corte barato, se fue disipando a medida que la juez de Zambia Florence Mumba comenzó a desgranar con voz alta y firme las atrocidades por las que los condenaba.

Dragoljub Kurna, de 40 años; Radomir Kovac, de 39, y Zoran Vukovic, de 46, participaron en la pesadilla que comenzó la noche del 16 de abril de 1992, cuando culminó la brutal conquista militar de la localidad bosnia de Foca y sus alrededores. Los soldados serbios separaron a los hombres musulmanes -a los que internaron en cárceles- de las mujeres -a las que encerraron, junto a niños y ancianos, en un centro deportivo-.

Las brutalidades de los soldados empezaban por lo general en la noche, cuando entraban para seleccionar mujeres y las llevaban a residencias, hoteles y pisos que funcionaban como burdeles.

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'Mujeres y niñas musulmanas, madres e hijas juntas, despojadas hasta del último vestigio de dignidad humana, eran tratadas como objetos de propiedad a disposición de las fuerzas de ocupación serbias', argumentó la juez, recordando los testimonios de las mujeres que durante meses contaron, ocultas tras una pantalla, el horror al que fueron sometidas. Algunas de ellas, incapaces de soportar las vejaciones, se suicidaron.

Puesto en pie, Kurna negó con la cabeza cuando Mumba le recordó con fecha, hora y todo lujo de detalles cómo había violado en repetidas ocasiones a varias mujeres retenidas en algunas viviendas, además de presenciar, colaborar e incluso alentar todo tipo de abusos sexuales colectivos de grupos de soldados. Por su responsabilidad, dado su cargo -era comandante de un unidad especial de reconocimiento del Ejército serbobosnio-, Kurna fue condenado a 28 años, la pena más alta.

Su compañero, Radomir Kovac, que al entrar en la sala besó galantemente la mano de la única mujer que formaba parte del equipo jurídico de su defensa, fue perdiendo color a medida que escuchaba las duras palabras que le dirigía la presidenta. Fue condenado también a 28 años. Kovac retuvo en su apartamento en régimen de esclavitud a cuatro jóvenes de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años a las que sometió a todo tipo de vejaciones sexuales durante varios días, en ocasiones organizando fiestas a las que invitaba a otros soldados. Las muchachas, violadas y maltratadas y mal alimentadas, eran obligadas también a realizar las labores de la casa. Cuando Kovac se cansó de ellas, las vendió a otros amigos que las mantuvieron en el mismo régimen de esclavitud. Contra Zoran Vukovic sólo se pudo probar una de las violaciones de las que se le acusaba, por lo que el tribunal le condenó a 12 años.

Por otro lado, en un gesto de confianza hacia las autoridades croatas, el tribunal internacional ha declinado juzgar al general retirado croata Mirko Norac, que será juzgado en Zagreb. Acusado de haber cometido graves atrocidades durante 1991, Norac, de 33 años, desapareció hace tres semanas cuando se comenzó a investigar su implicación en la matanza de serbios en Gospic, donde a la sazón era comandante.

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