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Los periodistas, contra el golpe, excepto los ultras de 'El Alcázar'

El 23-F fue la prueba de fuego para la profesión periodística que, en términos generales, tras la transición pacífica y el entusiasmo de la etapa constituyente, se alineó en contra del golpe de Estado. La deshonrosa excepción fue el diario ultraderechista El Alcázar, propiedad de los ex combatientes franquistas, que, en los meses anteriores, trató de dinamitar el proceso constituyente.

El principal papel que cumplieron los medios de comunicación social consistió en que sus periodistas contaran lo que ocurría mediante las imágenes televisivas que dieron la vuelta al mundo, la transmisión radiofónica en directo, las fotografías tomadas temerariamente o la memorización de datos para después escribirlos en los periódicos, en unos momentos en que los golpistas, tras permitir que los periodistas se levantaran del suelo, les exigían tener las manos extendidas sobre los pupitres de la tribuna de prensa del Congreso.

La voz trémula de Rafael Luis Díaz relataba para los oyentes de la SER el golpe, paso a paso, sin acaso creérselo, mientras Juan Ramón de la Cuadra describía para Radio Nacional a los golpistas como unos hombres 'vestidos de guardias civiles' y el cámara de TVE aguantaba el tipo frente a uno de ellos que, tras disparar al techo de la tribuna, le amenazaba: '¡Apaga eso o te mato!'.

Abajo, junto al hemiciclo, el fotógrafo de Efe Barriopedro se las apañó para captar imágenes y sacar los carretes en un zapato, con miedo al control de salida.

Fuera del Congreso, con una televisión silenciada y unas radios que transmitían marchas militares, había un periódico, EL PAÍS, obsesionado con sacar rápidamente una edición que contara las primeras noticias disponibles y materializara su compromiso con la Constitución.

En otros medios, la incertidumbre producía tibieza. Diario 16, entonces dirigido por Pedro J. Ramírez, alegaba 'problemas de talleres' para no hacer inmediatamente causa común, en la calle, con EL PAÍS, cuyo director, Juan Luis Cebrián, le contestó: 'Lo que pasa es que no teneis cojones para salir antes'. Esta es la versión de Todos al suelo, el primer libro sobre el 23-F, publicado en marzo de 1981 por Rosa López y otros seis periodistas, uno de Diario 16.

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Peor era la actitud de El Alcázar, acorde con los artículos golpistas del colectivo Almendros, o del periódico locoide El Imparcial, implicado en la fallida Operación Galaxia. Después se supo que había directores esperando ser ministros y diarios como Las Provincias, de Valencia, que tenían preparadas dos primeras páginas, según quien ganara.

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