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Vivendi y Sony se asocian para explotar sus catálogos de música en Internet

Ambas controlan el 50% del mercado mundial

Se trata de ofrecer, antes de que llegue el verano, el acceso en línea a miles de títulos y de competir así con Bertelsmann y su reciente acuerdo con Napster, el sitio de Internet que hasta ahora distribuía música gratuitamente. La comercialización que propondrá Duet puede tomar distintas formas, desde la escucha gratuita hasta el pago por cada escucha concreta pasando por un abono genérico que puede contemplar diversos precios en función del número de horas o consultas.

Messier precisó que no se trataba de un acuerdo capitalista entre los dos gigantes de la comunicación. 'Es una soft alianza, un trato para compartir contenidos que irá acompañado de un trabajo para que todos nuestros terminales sean compatibles, de manera que la música pueda escucharse en todos los soportes: el lector clásico, el walkman, la play station, etcétera'.

La iniciativa tiene como objetivo que los enormes fondos que controlan Vivendi y Sony no sean pirateados vía Internet. Para evitarlo, parece que no hay otro remedio que convertirse en principal suministrador de esa música en línea, procurando establecer diversas formas de pago que garanticen a los autores el cobro de sus derechos de autor. La fórmula no resuelve, sin embargo, los problemas que planteará la inevitable multiplicación de sitios Napster piratas, es decir, que se radicarán administrativamente en un país que aceptará jugar el papel de paraíso fiscal o de radio pirata. La historia de estas últimas, finalmente recuperadas por la potencia y multiplicidad de las emisoras legales, no tiene por qué repetirse al pie de la letra en el caso de Internet.

División

Vivendi-Sony, con su acuerdo, evidencian también la división existente en el sector. Las cinco grandes multinacionales que controlan el universo del disco no llegan a ponerse de acuerdo en la estrategia a seguir. Bertelsmann-Napster proponen pagar una cuota anual a los productores de discos. Vivendi-Sony, ya queda dicho, pretenden algo más preciso, que tenga en cuenta todas las gamas de la demanda. AOL-Time Warner reclama sin ser oída un frente unido de los cinco gigantes.

En todos los casos, en cada una de las estrategias, existe un problema mal resuelto: la coexistencia en un mismo grupo de la promesa de respetar al ciudadano responsable y dar satisfacción a un consumidor irresponsable. El primero desea cobrar por su trabajo y acepta pagar por el de los demás, el segundo sólo sueña con obtenerlo todo cada vez más deprisa y cada vez más barato. Esa contradicción repite la que, a gran escala, simboliza AOL y Time Warner, una alianza entre una sociedad tecnológica, enteramente dependiente de la bolsa y vendedora de virtualidades, y otra que es heredera de una larga tradición de producción y de planes de inversión a medio y largo plazo.

La reciente sentencia judicial en EE UU, que ha fallado contra Napster, y su oferta gratuita han propiciado, sin duda, el acercamiento entre Vivendi y Sony, deseosos de ocupar el terreno y evitar que sean los piratas quienes lo dominen. Napster era utilizado por el 14% de los internautas estadounidenses. Eso significaba que, cada mes, unos veinte millones de personas se hacían, sin pagar, con dos horas y media de música que grababan en discos compactos. Si la piratería musical había alcanzado ya un auge que parece difícil reducir, la visual aún no tiene la misma importancia. La distribución de imágenes, al ser mucho más lenta, no corría el mismo peligro, pero los nuevos estándares de compresión, que aceleran el proceso de telecarga, están modificando ya el panorama.

Jean-Marie Messier, presidente de Vivendi.
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