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La UE reacciona ante la oleada de inmigrantes y prepara una política común europea

Carlos Yárnoz

El caso de los 910 kurdos llegados en barco el pasado fin de semana a la Costa Azul, junto a los centenares de inmigrantes descubiertos de nuevo estos días en las playas del sur de España, ha vuelto a poner de relieve en Bruselas la necesidad de contar con normas legales comunes para hacer frente a la creciente presión migratoria sobre Europa. El portugués António Vitorino, comisario encargado de Justicia e Interior, ha entregado a comienzos de mes a los Gobiernos de los Quince un paquete de 10 medidas que ahora analizan grupos de trabajo de expertos en cada país.

Entre esas medidas, Vitorino propone que cada país de la Unión comunique a Bruselas con anterioridad cuáles serán sus previsiones anuales de acogida de inmigrantes, con datos concretos de número, cualificación profesional o destino laboral. De esta forma, la Comisión Europea cree que podrá programarse un plan de acogida global. Por el momento, Bruselas elude emplear el término 'cupos', palabra que es rechazada de inmediato en países como el Reino Unido, aunque en la práctica se trata de algo similar.

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A comienzos de este mes, en el Consejo de Ministros de Justicia e Interior celebrado en Suecia, Vitorino ya expuso su plan. El ministro británico del Interior, Jack Straw, partidario de una política más restrictiva, calificó entre bromas de 'provocación' la propuesta de la Comisión Europea, pero agregó que se trataba de un planteamiento claro sobre el que empezar a discutir.

En el documento, el comisario Vitorino invita a los Gobiernos europeos a hacer 'un examen de conciencia', en palabras de uno de sus asesores, sobre la política nacional de inmigración que están realizando, pero poniéndola en relación directa con sus políticas sociales o de empleo. En las próximas semanas, Bruselas también propondrá a los Quince una serie de normas para que en toda la Unión sean similares las condiciones para conceder el derecho de asilo. En la próxima cumbre europea de Estocolmo, prevista para el 23 y el 24 de marzo, los jefes de Estado o de Gobierno también fijarán medidas para combatir el tráfico de seres humanos que practican redes mafiosas por toda Europa.

Política global y equilibrada

Antoine Duquesne, ministro del Interior de Bélgica -país al que corresponde la presidencia de la UE en el semestre próximo-, ha señalado que tiene especial interés en que durante la citada conferencia sobre inmigración, prevista para septiembre u octubre, se avance en la elaboración de 'una política global y equilibrada' de los flujos migratorios. A la reunión asistirá, muy probablemente, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Ruud Lubbers, quien ya ha indicado que, dadas sus condiciones económicas, Europa debe ser 'más generosa' y recibir a un mayor número de inmigrantes.

El problema reside fundamentalmente en las discrepancias que mantienen los países europeos al abordar el denominado 'reparto de la carga'. Así, Londres prefiere mantener por el momento su propia política, mientras Alemania o Bélgica optan por buscar un mejor equilibrio a la hora de acoger inmigrantes en todos los países de la Unión.

Las estadísticas ponen de relieve los problemas que se ven obligados ahora a resolver unos y otros. Hasta hace sólo tres años, Alemania era el país que tenía la mayor presión, sobre todo de países del Este, muy por encima de los demás. Pero la situación está cambiando, y hoy, España e Italia se han sumado a Francia como destinos preferidos por inmigrantes del Magreb y del África subsahariana.

Según datos de la Oficina Internacional para las Migraciones, en la UE hay 11 millones de inmigrantes registrados oficialmente. Cinco millones de ellos, en Alemania; más de dos, en Francia, y uno, en el Reino Unido; más de medio millón, en Holanda, Italia o España, y unos 400.000, en Bélgica. Obviamente, no existen estadísticas reales sobre inmigrantes ilegales, pero ese mismo organismo calcula que en 1998 había al menos tres millones en la UE, de los que 500.000 estaban en Francia; 235.000, en Italia, y al menos 150.000, en España.

Dos policías revisan los documentos de un refugiado kurdo, ayer en Fréjus, al sur de Francia.
Dos policías revisan los documentos de un refugiado kurdo, ayer en Fréjus, al sur de Francia.AP

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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