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Irene Gracia narra la pasión de un monstruo hermoso en 'Mordake'

Amelia Castilla

En un libro de curiosidades médicas descubrió a Edward Mordake, un niño de una belleza absoluta que en la parte posterior de su cabeza tenía un rostro femenino. Irene Gracia (Madrid, 1956) encontró en apenas media página el personaje que soñaba: 'Un monstruo cuya anormalidad era hermosa y su mostruosidad humana', asegura la escritora. A partir de esa historia real, la autora inició la redacción de Mordake o la condición infame (Debate), su nueva novela, 'deudora de clásicos como Dorian Grey o Jekill y Mr. Hyde'.

Entre los pocos datos que encontró del personaje auténtico, Gracia descubrió que había crecido en un ambiente privilegiado, en el seno de una familia adinerada y de gustos exquisitos y que pidió ser enterrado en un páramo sin ninguna lápida ni leyenda que lo identificase. Con ese material, la escritora decidió fundir la mirada masculina con la femenina, porque le interesaba que Mordake tuviera dos voces, dos conciencias y dos formas de asumir la vida. 'Siempre me han interesado las conjuras de los necios alrededor de seres excepcionales', aclara la autora, que no duda en calificar a su personaje como 'el andrógino que buscaban los alquimistas o el nuevo hombre mitológico'.

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