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PASARELA CIBELES

Julie Sohn reafirma en su colección el pasado conceptual

Las tendencias de los desfiles glosan el predominio del brillo, el color y la piel

Javier Larrainzar abrió la Pasarela Cibeles con un recital de tejidos carísimos y con el oro por delante; su colección, coqueteando con la costura, es mucho mejor que las anteriores, aunque siempre se mantiene en las exigencias de su mercado y posibles. Larrainzar usa una evanescente gasa bordada calcada al estilo Dior para pantalones y blusas transparente donde el ruedo se hace lujoso remate en abigarrada pedrería; también usa con acierto tramados de lentejuela térmica, punto color oliva con sobrebordado en rafia oro viejo, guarnecido todo ello con cortas estolas de piel teñida o, a veces, con el bicho entero al hombro. Finalmente usó el negro con el apoyo de un terciopelo calado de gran efecto.

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A continuación, Julie Sohn mostró su madurez estilística y su orden riguroso. Si ya en la anterior pasarela gustó, ahora ha conseguido un notable éxito en mezzavoce, que parece ser su especialidad de ligero perfume orientalista. Sohn es una geómetra de pasado conceptual, con ese sereno juego entre gamas y texturas, líneas y acentos contemporáneos. A ella no la pierde el torrente de las tendencias, sino que escoge puntualmente. Por ejemplo, el uso que hace de la lana en espiga, la raya inglesa, el tweed o el estampado clásico cachemira (unos lo llaman paramecios y otros pepinos chinos).

Las amplias faldas de capa de Julie Sohn en paño gris pueden calificarse de hallazgo, con asimetría en los ruedos y donde siempre hay un pretexto en el corte que justifica la cantidad de tejido que facilitará el volumen y agradecerá el paso. Julie Sohn consigue que ningún color chille, al contrario: los tonos susurran su presencia.

Propio espejo

Por la tarde, el desfile colectivo trajo a un ampuloso Felipe Varela, efectista y quincallero, mientras Carmela Rosso continúa una depuración en cuanto a gusto, imagen y línea que le ha venido muy bien a sus colecciones; faldas a la rodilla semiacampanadas, estrechos puños y rebozos de visón, además de un uso gracioso del terciopelo violeta, fueron sus notas altas.

Tras el tebeo con gominolas amargas de Ágatha Ruiz de la Prada, Victorio & Lucchino decepcionaron. La mención de nombres consagrados de la pintura como Boldini (tan reputado por sus frívolos retratos de la alta sociedad finisecular), Rothko, Klimt, Archimboldo o Velázquez no justifica la autosuficiencia de unas prendas recargadas y encarecidas por el tratamiento seudopictórico, a veces con severos problemas de costura y donde los modistas sevillanos sólo atienden a las razones de su propio espejo, aun cuando la moda mundial vaya hoy por otros fueros.

Cerró la jornada Kina Fernández con un desfile largo y variado en el que los propios tejidos y el sentido industrial hicieron peso sobre la creatividad o el arrojo con amplios pantalones, chaquetas entalladas y discreto uso del color. El cast de modelos de este año se reconoce ya entre profesionales de la moda y prensa como el mejor y más amplio de los últimos tiempos: 46 mujeres y 30 hombres, entre los que se cuentan 40 selectos productos de la tierra.

Los organizadores promocionan especialmente a la debutante Eleonora Bosé, pero resaltan las presencias y el poderío de Nieves Álvarez o la simpatía de Martina Klein. Entre los chicos, destacan el madrileño Iván Sánchez o el italiano Samuele Riva, ambos consagrados por su intensa labor internacional.

Un modelo del desfile de Julie Sohn, ayer, en la pasarela Cibeles.
Un modelo del desfile de Julie Sohn, ayer, en la pasarela Cibeles.CARLOS YAGÜE
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