Militantes laboristas abuchean a Barak tras su pacto con Sharon
'No es momento para disensiones en el interior del Partido Laborista', manifestó Barak, tratando de calmar a decenas de militantes de su organización a los que había convocado en Tel Aviv para informarles de los pactos alcanzados la noche anterior con Sharon. El acuerdo permite constituir un Gobierno de unidad nacional, en el que el propio Barak asumirá la cartera de Defensa, y Simón Peres, la de Exteriores.
Barak logró a duras penas hacerse escuchar por encima de las voces airadas de los militantes laboristas que lo abuchearon, mientras repetían rítmica la palabra 'zigzag', en alusión clara a su trayectoria política balbuceante, que le ha llevado en los últimos 20 meses a cambiar constantemente de rumbo con el solo objetivo de intentar mantenerse en el poder.
'Hemos perdido la batalla [en las elecciones], pero estoy convencido de que ganaremos el combate para el futuro, la seguridad y la paz; el camino de la unidad nacional es el resultado lógico del escrutinio', añadió Barak, en un esfuerzo titánico por atraerse el apoyo de sus militantes, quienes la próxima semana serán convocados, a través de los órganos del partido, para sancionar el acuerdo de Gobierno con el Likud.
La maniobra de Barak, tratando de sobrevivir políticamente después de haber sufrido una de las derrotas electorales más estruendosas de la historia de Israel, era descalificada ayer por casi toda la prensa local, que no dudaba en asegurar, entre otras cosas, que el actual jefe de Gobierno, responsable del Partido Laborista y general más condecorado del Ejército, 'ha alcanzado el nivel más bajo de credibilidad nunca conocido en un jefe de Gobierno israelí o en cualquier otro país democrático'.
Sharon, el primer ministro electo, ajeno a la batalla interna del laborismo y el debilitamiento de la izquierda pacifista, se dispone en los próximos días a ultimar las negociaciones con los partido religiosos ultraconservadores y nacionalistas radicales para que participen también en el futuro Ejecutivo, consolidando de esta manera una de las alianzas más amplias de la historia de Israel, con el apoyo de por lo menos 80 de los 120 diputados del Parlamento.
El Gobierno de unidad en Israel ha desencadenado también el pesimismo del Ejecutivo palestino, que ayer, a través del ministro de Información, Yaser Abed Rabbo, aseguraba tajantemente: 'Esto va a paralizar el proceso de paz y a anular todo lo que se ha conseguido en Taba o en Camp David. Esta política cierra la puerta a todo'. El movimiento islámico Hamás, por su parte, prometió derrotar al 'Gobierno de la guerra' formado por Sharon.
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