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Exclusión aérea, una medida sin sanción de la ONU

Ángeles Espinosa

Las zonas de exclusión aérea sobre Irak no se fundan en ninguna resolución de la ONU. Fueron decididas por Estados Unidos y algunos de sus aliados en la guerra del Golfo para 'proteger' a las poblaciones kurda y shií que se sublevaron contra el régimen de Saddam Husein después del conflicto (enero-marzo de 1991). Desde entonces, aviones estadounidenses, británicos y, al principio, también franceses, han realizado miles de salidas de vigilancia sobre territorio iraquí y causado decenas de víctimas civiles. Su legitimidad viene siendo crecientemente cuestionada, en especial a raíz de la retirada de Francia de esas misiones desde la Operación Zorro del Desierto, en diciembre de 1998.

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Cuando en abril de 1991, apenas un mes después de que Irak firmara su rendición, la población kurda se sublevó en las regiones del norte del país, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución de condena (la 688) que sirvió de base para legitimar la injerencia humanitaria internacional en esa zona. A dicha medida, los Gobiernos de Washington, Londres y París añadieron la prohibición de sobrevuelo al norte del paralelo 36 a la mermada fuerza aérea iraquí (la mayoría de sus aviones salieron del país al inicio de la guerra).

Un año después, en agosto de 1992, los mismos aliados, con la intención declarada de proteger a la población shií de los bombardeos de la aviación gubernamental, fijaron una nueva línea roja al sur del paralelo 32. La medida no impidió que las fuerzas de Saddam Husein utilizaran entonces helicópteros para reprimir las protestas de los shiíes. En 1996, Estados Unidos extendió la exclusión hasta el paralelo 33, a pocas decenas de kilómetros al sur de Bagdad.

Medio país

Las dos zonas abarcan más de la mitad del territorio iraquí y, en ellas, Irak no sólo tiene prohibido el vuelo de sus aviones si no también la actividad de su defensa antiaérea. Estados Unidos considera que el simple hecho de que un radar iraquí ilumine (detecte y fije en pantalla) uno de sus aparatos constituye una agresión y sus pilotos están entonces autorizados a disparar. Sin embargo, en todos estos años (y a pesar de anuncios de Bagdad en ese sentido) el Ejército iraquí no ha derribado a un sólo avión aliado. El alcance de las baterías iraquíes no sobrepasa los 3.000 metros de altura y es norma de los aviones estadounidenses y británicos sobrevolar estas zonas a un mínimo de 5.000 metros.

La actividad antiaérea iraquí se ha intensificado al ritmo que el régimen de Bagdad recupera aceptabilidad en la comunidad internacional. Sólo en enero, Irak ha disparado más misiles antiaéreos que en todo el año 2000, aumentando el riesgo que corren los pilotos británicos y estadounidenses.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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