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Avanzan las negociaciones para un Gabinete de unidad en Israel

Las negociaciones entre el partido ultranacionalista Likud y la izquierda laborista para la formación de un Gobierno de unidad nacional en Israel quedaron desbloqueadas anoche, poniendo punto final a una crisis surgida durante el día por las serias discrepancias sobre la redacción de un programa común para el futuro Ejecutivo.

Las dos partes lograron ponerse de acuerdo sobre algunos puntos de la negociación con los palestinos y establecieron que las conversaciones con Yasir Arafat no buscarán un acuerdo sobre el Estatuto Final, como hasta ahora habían intentado los laboristas, sino un acuerdo interino y parcial, que es a lo que aspira el primer ministro electo, Ariel Sharon.

No obstante, quedan encima de la mesa otros temas pendientes para la formación del Gobierno de unidad nacional, como la actitud del futuro Ejecutivo ante la declaración de un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén Este, y si se accederá al desmantelamiento de determinadas colonias en Cisjordania y Gaza.

Los miembros del equipo negociador del Likud, encabezados por el alcalde radical de Jerusalén, Ehud Olmert, se negaron en principio a responder a estas cuestiones y tras numerosas evasivas aconsejaron a sus interlocutores, sin éxito, no entrar en detalles y aceptar 'un programa general de gobierno', ya que todo lo demás 'se aclararía sobre la marcha'.

Diálogo de sordos

La falta de concreción sobre el programa provocó la indignación de los laboristas, que suspendieron las negociaciones: 'Esto parece un diálogo de sordos, ya que Ariel Sharón no está dispuesto a decidir adónde se dirige su próximo Gobierno, si hacia la paz o hacia una política de separación de los palestinos y una interrupción de las conversaciones con Yasir Arafat', afirmó el diputado Ofir Pines-Paz, portavoz laborista, al tiempo que anunciaba el bloqueo de las negociaciones y lanzaba una seria crítica a la actitud de Sharon.

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El alcalde Olmert acusó a los laboristas de ser arrogantes y de no saber negociar y les recordó que el Likud, triunfante en las últimas elecciones a primer ministro, 'no puede perder de vista otros compromisos y a sus aliados naturales en la derecha política si realiza excesivas concesiones a los laboristas'. Olmert aludió con este comentario a los compromisos preelectorales pactados por Sharon con los nacionalistas y los religiosos (especialmente con el Partido Nacional Religioso), a quienes aseguró que de ninguna manera cerraría asentamientos, aunque anunció que tampoco crearía nuevos, si bien sí ampliaría los existentes.

Mientras tanto, una oleada de violencia asolaba parte de los territorios autónomos palestinos; se reabrieron frentes que parecían tranquilos desde hacía semanas. La artillería israelí disparó sobre la provincia de Belén. Los combates se saldaron con más de 50 heridos, en su gran mayoría palestinos.

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