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Tribuna:COYUNTURA ESPAÑA
Tribuna
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Coyuntura industrial

El viernes el INE publicó el Índice de Producción Industrial (IPI) de diciembre, con lo que tenemos la visión completa para el 2000 del indicador coyuntural más importante para seguir la actividad industrial. Este es un indicador de producción física, que no es igual, pero puede utilizarse como una aproximación, al valor añadido bruto -para entendernos, el PIB- de este sector a precios constantes, como puede apreciarse en el gráfico adjunto.

En el conjunto del año, el crecimiento del IPI, corregido de calendario laboral, fue del 4,4%, cifra notablemente mejor que el 2,6% de 1999, año en que este sector se vio especialmente afectado por el debilitamiento de las exportaciones en el primer semestre provocado por la crisis de los países emergentes. La rápida recuperación de esos países en el segundo semestre de ese año, y como consecuencia de toda la economía mundial, propició la aceleración de las exportaciones españolas y, con ella, de la producción industrial. Ahora bien, como se ve en el gráfico, esta recuperación tocó techo en el primer trimestre de 2000, para luego flexionar de nuevo a la baja hasta el final del año. En el último trimestre, la tasa interanual se situó en un modesto 2,2%. La causa de esta moderación no ha sido esta vez la demanda externa, que se ha mantenido creciendo a tasas superiores al 12% hasta el final del año, sino el fuerte debilitamiento de la demanda interna, especialmente de aquellos componentes más ligados a la industria: los bienes de consumo duradero y la inversión en equipo.

Las perspectivas para 2001 son que prosiga o incluso que se intensifique la moderación de la actividad industrial, puesto que es previsible que siga la debilidad de los dos componentes de la demanda interna citados y que se desaceleren las exportaciones al reducirse el ritmo de la economía mundial. No cabe esperar un aumento de la producción industrial muy superior al 2% en media anual.

Además de la moderación de la producción, otros factores inciden negativamente sobre la rentabilidad y competitividad del sector. Como se observa en la parte derecha del gráfico, realizado con datos de la contabilidad nacional, en los últimos años el crecimiento de la productividad ha sido muy débil y, lo que es peor, los aumentos de los costes salariales reales (salarios nominales deflactados por el deflactor del VAB del sector) han superado notablemente el avance de la productividad, lo que implica una contracción significativa del excedente de explotación por unidad producida. A pesar de ello, los beneficios totales han seguido aumentando, pero ha sido porque crecía la producción y porque otros costes, como los financieros, disminuían. Además, la depreciación del euro ha permitido aumentar los precios de las exportaciones sin perder competitividad. Pero el euro y los costes financieros han variado su tendencia, la producción se ralentiza y los costes laborales se van a acelerar por el efecto de las cláusulas de salvaguarda en los convenios colectivos, todo lo cual hace prever una evolución negativa de los resultados de las empresas. Mal contexto para que crezca la inversión y el empleo. Si yo fuera dirigente sindical, me pensaría muy en serio lo de los aumentos salariales, al menos en este sector.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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