División entre los científicos sobre el escudo antimisiles
La polémica sobre el escudo antimisiles que proyecta la nueva Administración de Bush no sólo se limita a sus implicaciones para las relaciones internacionales -eventual rearme de Rusia y China- o a su inmenso coste, sino también a su eficacia desde un punto de vista técnico, lo que mantiene divididos a los científicos de EE UU.
La Union of Concerned Scientists (UCS), grupo creado en 1969 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y que aglutina a prestigiosos físicos e ingenieros de las principales universidades norteamericanas, sostiene que la Defensa Nacional contra Misiles (NMD) no funcionará porque con la tecnología disponible en la actualidad el sistema es incapaz de distinguir entre misiles y señuelos. John Spykerman, de la UCS, explica a EL PAÍS: 'La NMD basada en tierra puede ser derrotada con sencillas contramedidas, trucos que camuflen los misiles atacantes y confundan a los sistemas de defensa, como puede ser el uso de múltiples globos que disfracen las cabezas nucleares al tiempo que se lanzan otros vacíos o revestir éstas con cubiertas a muy baja temperatura de forma que no puedan ser distinguidas por los interceptadores'. Estas contramedidas son fácilmente asequibles por los países que podrían lanzar un ataque con misiles contra EE UU.
La UCS también asegura que la NMD no será eficaz ante un ataque con misiles intercontinentales balísticos (ICBM) cargados con agentes químicos o biológicos empaquetados en cientos de pequeñas cápsulas porque la defensa tendría que interceptar al tiempo demasiados objetivos. Además, señala Spykerman, 'mientras que si un país ataca con misiles a EE UU dejaría su tarjeta de visita y se enfrentaría a un contraataque insuperable, si el enemigo lanza un ataque nuclear contra un barco en uno de nuestros puertos o roba una cabeza nuclear no estaría inmediatamente claro desde dónde o quién lanzó el ataque'.
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