Las muertes por la nueva variante aumentan en el Reino Unido
El año pasado se registraron 26 fallecimientos frente a los 15 de 1999
La muerte de al menos dos personas consideradas mayores desde el punto de vista médico no ha resuelto otro de los enigmas que rodean a la nueva variante del mal de Creuzfeldt-Jakob: su periodo de incubación. Adquirida presumiblemente por consumir carne de vacuno infectada con la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), la afección había sido diagnosticada hasta la fecha a británicos demasiado jóvenes como para sufrir un proceso degenerativo propio de edades avanzadas. Muchachas de 17 años como Donnamarie McGivern, fallecida en 1997, o bien Donna McIntyre, de 21, que agoniza en su casa de Escocia, configuraban el paciente típico de la neuropatía. La mayoría del resto de los fallecidos estaba lejos de su cuarenta cumpleaños, con excepción de Michael Clifford, de 50, desaparecido en 1996. La reciente aparición de casos entre ciudadanos de edad es un dato que los científicos no han podido explicar todavía.
'Hasta que no establezcamos las vías de contagio, será difícil hacernos una idea de los verdaderos periodos de incubación de la enfermedad. Lo único que observamos es una tendencia al alza ya prevista por los científicos', ha señalado el Ministerio de Sanidad. Teniendo en cuenta que entre los fallecidos aparece Clare Tompkins, una joven de 24 años que llevaba 11 años siendo vegetariana, o bien la propia Donnamarie McGivern, amante de las hamburguesas, los especialistas tienen asimismo problemas para delimitar la cantidad de carne de vacuno infectado ingerida necesaria para contagiarse. De ahí que no hayan aconsejado en ningún momento tipos concretos de dieta. Otra cosa es la higiene animal a la hora de deshacerse del cerebro, la médula espinal o el bazo de las reses, las partes susceptibles de incluir la proteína infecciosa, el prión.
Tampoco el diagnóstico de la neuropatía en las personas está resultando fácil. El único método fiable es el análisis del cerebro tras la muerte de paciente y en el curso de una autopsia. Las imágenes tridimensionales del cerebro obtenidas con una prueba de resonancia magnética son utilizadas como forma de apoyo, porque algunos pacientes presentan zonas anormales en la base del encéfalo. En cuanto a las amígdalas, donde ha sido hallada la proteína infecciosa de la enfermedad en uno de los afectados, el Gobierno ha patrocinado un proyecto de investigación para analizar las muestras de dicho tejido linfático guardadas en los hospitales públicos. Una vez concluido éste, tal vez pudiera evaluarse mejor la posible incidencia de la nueva variante del mal de Creutzfeldt-Jakob entre la población.
'La presencia de víctimas de 65 años ha movido al Gobierno a advertir a los médicos de cabecera y a los psiquiatras, entre otros especialistas, para que estén alerta ante los síntomas de la neuropatía, y que no crean desde el principio que el paciente muestra trazos de un Alzheimer, por ejemplo, sólo por su edad', añaden fuentes sanitarias. La llamada de atención no es superflua. Los síntomas de la enfermedad son semejantes a los de una depresión. El afectado muestra estados de ansiedad, apatía, sueño, alucinaciones, lapsos de memoria o desinterés por su entorno. Luego puede tener dolores y espasmos musculares y dificultades para andar. Al final pierde el habla y la vista, sufre incontinencia, no puede moverse y entra en un coma. La situación puede prolongarse entre 18 meses y dos años, y la mayoría de los familiares de víctimas reunidos en torno a la red de apoyo creada tras la aparición de los primeros casos se queja de la misma falta de apoyo oficial.
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