Tres nuevos casos elevan a nueve las reses con encefalopatía en Galicia

'Esto es un caso excepcional', recalcaba, lapidario como siempre, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, del Partido Popular, pocos días después de que se divulgase, el pasado 22 de noviembre, la aparición de la primera res afectada de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en una granja de Carballedo (Lugo). En pocas semanas, la realidad ha desmentido el optimismo del Gobierno gallego, cuyo consejero de Agricultura, Juan Miguel Diz Guedes, admitió ayer abiertamente: 'Seguiremos teniendo más casos positivos en la cabaña bovina de más de 30 meses, aunque esto lo único que confirma es que se están haciendo controles rigurosos'.

En principio, la mayor incidencia de la enfermedad en Galicia puede deberse a una cuestión puramente estadística. En esa comunidad han aparecido nueve de las quince vacas locas españolas, pero también se han realizado la mitad de todos los análisis llevados a cabo en España. Y la cabaña ganadera gallega supone el 30% de la de todo el Estado. La cifra de casos en toda España se eleva ahora a 17, y hay todavía dos positivos sin confirmación definitiva.

'Los tests deben generalizarse de una vez, porque si no estamos dando la impresión de que la enfermedad está sólo en Galicia', se quejó el secretario general de Unións Agrarias Roberto García. En términos parecidos se expresó Lidia Senra, portavoz del Sindicato Labrego Galego (SLG), quien además encareció a las autoridades que faciliten las marcas de los piensos que han consumido las vacas enfermas.

De los tres casos confirmados ayer en Galicia, el más novedoso es el de Sarria (Lugo), ya que por primera vez la enfermedad afecta a una explotación de cierto tamaño. Se trata de una granja dedicada a la producción láctea con un centenar de cabezas, que tendrán que ser sacrificadas de acuerdo con las normas para la prevención de la enfermedad. La muestra de la vaca infectada, de raza frisona, se tomó en el matadero adonde la había llevado su propietario.

También fue en el matadero donde se interceptó otra de las vacas infectadas, procedente de una explotación de 24 animales, dedicada a la carne, en el municipio de Viana do Bolo, en Ourense, la única provincia gallega en la que aún no se había detectado la EEB. La propietaria de la granja, Clarisa Rodríguez, aseguró a los sindicalistas agrarios que acudieron a visitarla que se enteró por la radio de que su vaca, de raza cruzada y nacida el 30 de marzo de 1995, había dado positivo.

La queja es común entre la mayoría de los ganaderos con reses enfermas, que aseguran que las autoridades no les mantienen informados y acaban enterándose por los medios de comunicación.

El tercer caso confirmado pertenece a una pequeña explotación familiar, con tan sólo cinco vacas y dos terneras, en el municipio de Aranga (A Coruña), también dedicada a la cría de ganado para carne. Como en Ourense, la res era producto de un cruce de razas y tenía siete años. Las normas obligan a que una vez detectado un caso en una granja todos los animales sean sacrificados.