_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ganaderos

El jueves la vamos a tener en Madrid. El próximo jueves, día 8, se manifiestan en Madrid los ganaderos y van a provocar un caos circulatorio. El próximo día 8, quien esté en Madrid que rece lo que pueda. Vienen los ganaderos a protestar por su situación, que, aseguran sus asociaciones, es de bancarrota, por la caída de las ventas de vacuno como consecuencia del miedo de la ciudadanía a contraer la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, conocida por el mal de las vacas locas. La protesta consistirá en insólita, sonada, apabullante manifestación.

Unos 20.000 ganaderos se echarán a la calle e irán con ellos camiones de transporte de ganado, y el ganado mismo, representado por hatos de vacas y terneros en plan viandante. La concentración será en Cibeles, de manera que el nudo de circulación que en dicha plaza tiene su eje quedará anulado. A las doce partirá la comitiva paseo del Prado abajo, hasta Neptuno, y subirá por la carrera de San Jerónimo hasta el Congreso de los Diputados, donde los manifestantes entregarán a su presidenta, Luisa Fernanda Rudi, un documento reivindicativo. Los 20.000 manifestantes, sus camiones, sus vacas y sus terneros darán allí un giro y seguirán hacia el Ministerio de Sanidad; luego al de Agricultura, con propósito de que los líderes de la manifestación sean recibidos por sus respectivos titulares.

Calculan expertos que para primera hora de la tarde habrá terminado todo, si bien el tráfico seguirá sufriendo sus consecuencias durante un periodo largo de tiempo. De donde quienes hayan de ir al trabajo, o al colegio, o a la consulta del médico, o hacer gestiones, o desplazarse para atender a la familia y los mil restantes asuntos propios de la vida ciudadana (es decir, todo el mundo) ya pueden despedirse el próximo día 8 en Madrid. O sea, que no hay opción y a los madrileños sólo les queda un dilema: o solidarizarse con los ganaderos o el Viaducto.

Sin embargo, uno se pregunta por qué los madrileños habrían de solidarizarse con los ganaderos cuando el recto orden de las cosas manda que sea al revés. Pues los madrileños (la ciudadanía en general) no han decidido arbitrariamente dedicarse a la abstinencia, sino que son los ganaderos quienes les han metido el miedo en el cuerpo al criar unas reses y poner en venta unos canales que pueden transmitir la enfermedad. Los piensos fabricados con restos de animales estaban prohibidos desde 1994, se conocían sus catastróficos efectos y, no obstante, muchos ganaderos siguieron utilizándolos en sus explotaciones. Algunos no escarmientan y, pese a la gravedad de la situación, al peligro que está corriendo la salud pública con el mal de las vacas locas, siguen con sus corruptelas. Aparecen enterramientos ilegales de vacas que -se supone- padecerían el mal; y sus propietarios, que probablemente antes de la crisis las comercializaban, ahora las hacen desaparecer para que nadie se entere y no les obliguen a sacrificar la granja.

Los criadores de toros de lidia han encontrado una solución mejor: incinerarlos obligatoriamente después de la lidia. Y así, sin análisis alguno, convertidas en pavesas las pruebas, no se sabrá nunca si las ganaderías de bravo están infectadas del mal de las vacas locas, pese a que la mayoría de los toros de lidia se caen como si lo estuvieran. Gente de dinero e influencia, aristócratas, terratenientes, empresarios, amigos del poder -con quien van del brazo- son estos criadores de toros de lidia. Y se nota. La Guardia Civil está descubriendo granjas donde continúan alimentando al ganado de carne con los piensos prohibidos, y ha levantado acta de 2.000 infracciones, algunas con alcance penal. Protestan los ganaderos porque se ha producido, según ellos, una alarma desmedida. Y un servidor -que está alarmadísimo- protesta de que las autoridades no hubieran dado la voz de alarma antes; de que no evitaran esa crianza perversa del ganado y llevaran a los tribunales a los ganaderos fraudulentos.

Montan una insólita, sonada, apabullante manifestación los ganaderos para que se note y deje huella su protesta. 'Sobre cornudos, apaleados', dijo el profeta.

Y eso es lo que va a suceder el día 8 en Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_