Bush recuerda que, a diferencia de Clinton, no tiene favoritos

Con mucha cautela entre George Bush, Colin Powell y Condolezza Rice y gran angustia entre la comunidad judía norteamericana, EE UU seguirá hoy al minuto las elecciones israelíes. Powell, secretario de Estado, y Rice, asesora de Seguridad Nacional, reiteraron ayer que, a diferencia de Bill Clinton, partidario de Ehud Barak, la nueva Casa Blanca 'no tiene favoritos' y está 'dispuesta a trabajar con el vencedor, sea el que sea'.

Rice pidió al ganador de las elecciones que actúe con 'calma y espíritu de estadista', y Powell señaló que el nuevo Gobierno de EE UU sigue 'activo' en la promoción del proceso de paz, una causa contra la que se estrelló Clinton en los últimos meses de su mandato.

Powell también puso en sordina la promesa electoral efectuada por Bush de trasladar de inmediato la Embajada de EE UU desde Tel Aviv a Jerusalén. 'No planeamos ninguna mudanza en estos momentos de tensión', dijo. Rice precisó que, antes de embarcarse en esa controvertida medida, Bush 'consultará primero con los amigos de EE UU en la región'.

Bush no quiere repetir el error de Clinton cuando, en los primeros años noventa, expresó su apoyo al laborista Simón Peres frente a Benjamín Netanyahu, que terminó ganando los comicios y con el que el político de Arkansas tuvo una relación muy difícil. Pero muchos de los casi seis millones de judíos norteamericanos manifestaban ayer su inquietud por la anunciada victoria del halcón Ariel Sharon.