Un sector de altos vuelos
En sólo diez años, el sector aeronáutico vasco ha conseguido representar casi el 30% del negocio español
Hace diez años, la industria aeronáutica vasca era inexistente. O casi. Tan sólo la empresa Sener había metido la cabeza en el negocio espacial. Corría el año 1969 y la ingeniería bilbaína ganó un concurso internacional para el desarrollo de una torre de lanzamiento de cohetes experimentales en Suecia.
Pero, sin despreciar la importancia de este contrato, fue sólo un primer paso que no tuvo continuación hasta la década de los 80, cuando nacieron ITP (Industria de Turbo Propulsores) y Gamesa. Aún habría que esperar hasta 1992 para que, con el fuerte impulso del Gobierno vasco, en los tiempos en los que Jon Azua encabezaba el Departamento de Industria, comenzara a despegar el sector.
Y tan alto lo ha hecho que diez años después la industria aeronáutica vasca ha pasado de la nada a representar el 28% en el panorama español. Su vuelo supersónico tiene también unas cifras de altura. Entre 1992 y 1999, la inversión acumulada ha alcanzado los 55.000 millones de pesetas.
En el mismo periodo, casi ha triplicado su plantilla conjunta, pasando del millar de empleados a ocupar a casi 3.000, y ha disparado sus cifras de facturación, con un salto de ventas de 19.000 millones a más de 72.000 millones. El ejercicio de 2000, se cerró con unas cifras, todavía estimativas, de 85.500 millones de pesetas (513,87 millones de euros) de ventas y una plantilla de 3.680 trabajadores.
Y todo esto, lo han conseguido apenas una veintena de empresas, que empujan las tres grandes del sector: ITP (Industria de Turbo Propulsores), Gamesa Aeronáutica y Sener. De hecho, estas compañías son las tres socias fundadores de Hegan, el Cluster de Aeronáutica del País Vasco, una asociación empresarial en la que ha cristalizado la apuesta decidida del Ejecutivo de Vitoria por este negocio.
Hegan incluye además a 17 empresas auxiliares que están engordando su cifra de resultados al pairo de las grandes, una situación que para algunas pymes [pequeñas y medianas empresas] resulta incómoda, por la alta dependencia que supone frente a las tractoras Gamesa, ITP y Sener.
Pese a las quejas, entre todas conforman un sector asentado en un tiempo récord y con previsiones espectaculares de ventas y empleo.
Estas empresas exportan 60.000 millones de pesetas. Hace tan sólo cinco años, sin embargo, cuando Gamesa consiguió su primer contrato con la firma brasileña Embraer para desarrollar las alas de los modelos de aviones 145 y 135, la empresa alavesa ni siquiera contaba con una planta productiva propia. De hecho, el parque tecnológico de Miñano se ha ido construyendo al ritmo y a la medida de Gamesa.
Recientemente, desde el cluster se han puesto en marcha dos Centros de Tecnología Aeronáutica (CTA), una nueva iniciativa conjunta del Gobierno vasco, las diputaciones forales y las propias firmas del sector para reforzar uno de los pilares del negocio: la investigación. Los dos CTA, con sede, respectivamente, en los parques tecnológicos de Zamudio y de Miñano, son lugares de ensayo donde se prueban las turbinas de motores que realiza ITP y las partes estructurales de aviones que fabrica Gamesa.
Desde Hegan, la Asociación Cluster de Aeronáutica del País Vasco, -cuya presidencia recae ahora en el consejero y director general de ITP, Joaquín Coello-, se destaca que 'en el CTA se han invertido de una u otra forma más de 2.200 millones de pesetas, disponiéndose de dos instalaciones plenamente operativas y que ayudarán a mantener el alto nivel alcanzado por la industria aeronáutica del País Vasco, asegurando su competitividad y supervivencia en un mercado cada vez más globalizado'.
Los nuevos centros de tecnología vienen a reforzar la ya decidida apuesta de este sector por I + DT [Investigación y Desarrollo Tecnológico]. Las empresas de Hegan invierten en investigación el 18,3% de sus ventas, una tasa superior a las medias española (17,3%) y de la Unión Europea (16,1%).
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