Los toros de Valdemorillo también serán incinerados

A la hoguera. La polémica que desde hace semanas entretiene al mundo taurino ya tiene solución: el fuego. La feria que tradicionalmente inaugura la temporada, la de Valdemorillo (Madrid), mandará los toros al horno. Y lo hará a partir de mañana. Sin test ni análisis alguno y justo después de ser apuntillados. 'Hasta última hora, he estado esperando el permiso del Colegio de Veterinarios para poder vender la carne. No me han dejado opción: o los incineraba o no había feria', dice el empresario Maximino Pérez. La decisión le supondrá unas pérdidas de seis millones de pesetas.

'Desde hace meses, no he mantenido una sola conversación sobre toros. Todo son vacas locas'. El empresario de Valdemorillo está harto; harto de ser incapaz de hablar de los carteles de su feria. La crisis provocada por la encefalopatía espongiforme bovina se ha tragado todas las conversaciones y Maximino Pérez sólo es preguntado sobre qué hará con la carne de los toros lidiados. '¡Ya ha cambiado el mundo taurino, ya!', exclama. Él quería vender la carne de los seis festejos programados después de realizar el preceptivo test priónico. Al final, y sin que la Administración haya decidido nada en firme, deberá incinerar cada una de las 51 reses que salga de chiqueros.

'Sigo sin entenderlo. Todos perdemos. Mis cálculos son que perderé tres millones por incinerar y otros tantos por no poder vender las canales', afirma. De momento, a la espera de la subvención reclamada por las distintas asociaciones taurinas, el dinero del transporte y quema correrá a cuenta del empresario. 'Ahora tengo que estudiar a quién y cómo demandaré. No es lógico que el error de otros lo termine pagando yo', añade.

En lo que al olvidado aspecto taurino se refiere, la feria se anuncia con unos carteles fuera de dudas, el protagonismo corre a cuenta de viejos conocidos de la afición madrileña: Luis de Pauloba, Manolo Sánchez, Frascuelo, Pepín Jiménez y José Luis Bote.